_
_
_
_
_
Reportaje:

Un milagro en el valle de Amarateca

Patricia Ortega Dolz
Los beneficiarios deben cumplir tres requisitos: ser damnificados del huracán 'Mitch' o vivir en zonas de riesgo, no tener vivienda y no disponer de recursos económicos

Vista de Ciudad España desde una de las colinas del valle de Amarateca.
Vista de Ciudad España desde una de las colinas del valle de Amarateca.MIGUEL A. SEVILLA

Un desastre llamado 'Mitch'

LAS LLUVIAS TORRENCIALES que llegaron a Honduras el 26 de octubre de 1998 arrasaron el territorio durante ocho días provocando desbordamiento de ríos y deslizamientos de tierras. Las cifras que se manejan en estos momentos como consecuencia de aquel desastre llamado Mitch hablan de 6.600 muertos, 8.052 desaparecidos, 1.395.669 damnificados, y se calcula que fueron 200.000 las viviendas afectadas (el 30% del total), según los datos de los últimos informes de Naciones Unidas (diciembre de 1998) y de Cruz Roja (14 de enero de 1999). Honduras fue, con mucho, el país centroamericano más afectado por el huracán.Los desoladores efectos del ciclón provocaron en este país una situación de más de 20 años de retroceso en su desarrollo, según los informes de la ONU, y lo condenaron a la total dependencia de la ayuda internacional. Después de que en los años ochenta los procesos de paz abrieran una puerta a la esperanza de iniciar un desarrollo económico asentado en la democratización, todo era poco para un país que de la noche a la mañana se había quedado sin nada.Durante más de una semana Honduras sufrió vientos huracanados y lluvias que arrasaron el 90% de las infraestructuras del país: sistemas de agua potable, tendidos eléctricos, aeropuertos, carreteras y puentes desaparecieron y dejaron incomunicadas a poblaciones enteras, que se han ido reconstruyendo poco a pocos gracias a la colaboración de Gobiernos como el japonés. El huracán también devastó el tejido industrial y agrícola, con lo que multitud de empresas desaparecieron (sólo en el sector agrícola hubo pérdidas valoradas en más de medio billón de pesetas en cultivos de café, palma y plátanos), y otras, como las extranjeras, se fueron, lo que provocó una multiplicación exponencial de las tasas de desempleo, un problema que aún pervive de forma grave en el país. El propio alcalde de Tegucigalpa, César Castellanos, perdió la vida al estrellarse el helicóptero en el que realizaba un reconocimiento de los desastres provocados por el ciclón sobre el río Chuluteca. A todo ello siguieron las epidemias de cólera, dengue, malaria o leptospirosis que colearon durante años, y de las que hoy, gracias a las vacunas y medicamentos preventivos recibidos de distintos países, prácticamente sólo queda un mal recuerdo.Un proyecto como el de Ciudad España indica que, cuatro años después del desastre, Honduras puede volver a mirar hacia el desarrollo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_