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Reportaje:

Los contactos cara a cara

Los autores aprovechan para la promoción la jornada de mayor afluencia de público a la Feria de Durango

"Ya no es como antes, que sólo se venía a vender; ahora también se organizan actividades promocionales y eso es algo que el autor agradece". Es la opinión de Iñaki Leturia, miembro del popular grupo de trikitilaris Tapia eta Leturia y uno de los veteranos de la Feria del Libro y el Disco Vascos de Durango. De unos años a esta parte, editoriales y casas discográficas, y también la propia organización, han aprendido a aprovechar el tirón del evento para promocionar mejor sus productos. El día elegido para ello suele ser la primera jornada del puente, normalmente el de mayor afluencia de público al certamen. Ayer, numerosos autores atendían a sus seguidores y durante todo el día se les pudo ver firmando discos y libros.

El nuevo servicio de transporte público no pudo aliviar los atascos en las horas punta

Esta tendencia es algo ya habitual en otras ferias de este tipo. "A mí me ha tocado estar en Dinamarca o Frankfurt y es algo que observaba y esperaba que se hiciera más también aquí", explica Leturia. En su opinión, el contacto con el público es especialmente importante en el caso de los músicos euskaldunes: "La música mayoritaria tiene sus vías para promocionarse, pero para nosotros es importante tener una plaza como Durango para abrirnos camino".

Otro habitual del certamen que también se acercó ayer a Durango fue el escritor Joan Mari Torrealdai, quien supera su "timidez" para afrontar la "obligación" del contacto con el público. "Sin embargo, una vez que lo hago, reconozco que acaba gustándome", puntualiza.

Un rápido paseo por los expositores muestra las diferencias entre los cazadores de autógrafos. En el caso de los escritores, suelen ser algo más mayores, pero acercarse a las casetas de las discográficas y encontrarse con una marea de jóvenes o adolescentes deseosos de obtener la firma de su músico favorito es todo uno.

"Iñiguito, fírmame", dice un chico de unos 16 años saltándose todas las normas protocolarias posibles. El interpelado es Iñigo Txapelpunk, líder del grupo cuyo nombre casi ha sustituido ya a su apellido oficial. Sonriente, se afana en atender a sus seguidores. Aunque los que le piden autógrafos son mayoritariamente jóvenes, no cree que sean los únicos o principales consumidores de música; símplemente son los que menos vergüenza sienten a la hora de dirigirse a los músicos. "Todos hemos tenido 17 años y sabemos lo que es eso", añade.

También los autores pueden así conocer en persona a su público, aunque el contacto sea demasiado frío para algunos. Es el caso del escritor Lutxo Egia, quien confiesa sentirse "un poco raro" en estas situaciones, aunque para él siempre sea "algo especial". "No se conoce al lector", explica, "pero hay un primer contacto que puede ser interesante para una posterior lectura". El autor de Paperezko hegazkinak reconoce que le gustaría "tener la opción de hablar con los lectores, comentar más cosas sobre el libro; pero hay mucha gente y el contacto es muy frío".

Como se esperaba, la jornada de ayer registró la mayor afluencia de público desde la apertura de esta edición. Un nuevo servicio de transporte público agilizó el acceso al recinto ferial, pero fue insuficiente para evitar los atascos en las horas punta. A la masiva afluencia de vehículos se sumó ayer la convocatoria de una manifestación que mantuvo cerradas algunas de las principales calles de la localidad.

Por primera vez, la organización de la feria y el Departamento de Transportes de la Diputación han dispuesto un servicio especial de autobuses que acercan a los visitantes desde uno de los aparcamientos disuasorios, el situado en el hipermercado de Eroski, en Abadiño, hasta la misma entrada de la feria. El servicio funcionó ayer por primera vez y, en función del balance que se realizará al término de esta edición, los organizadores tienen previsto mantenerlo en los próximos años.

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