Las caras del sida
Otro año más con el lazo rojo, con nuestras reivindicaciones y mensajes, pero realmente nos preguntamos: ¿para qué?, ¿alguien se queda con el mensaje? Si somos honestos, deberíamos empezar por hacer una reflexión nosotros mismos, los activistas del sida. Quizá es desde aquí donde realmente nos estamos relajando en los mensajes, pues tenemos la gran suerte de tener un acceso a medicamentos, una sanidad, unos beneficios que en otros países no tienen.
Ahora sabemos mucho de tratamientos, de técnicas de auto-apoyo, pero me pregunto dónde se ha quedado nuestra lucha por los derechos humanos, por qué nos empeñamos en ser activistas de congresos, si nuestra lucha debería seguir enfocada en las personas, en la calle. La realidad es que las personas que acuden a una ONG, buscan calor, escucha, cariño y poder gritar su impotencia ante su enfermedad. Los médicos están para hablar de tratamientos, de sus causas y efectos; nosotros, para exigir más calidad de vida a los nuestros, para, día a día, exigir más prevención, solidaridad, inserción laboral, autoestima. Los que estamos en esta lucha deberíamos plantearnos hacia dónde vamos, cómo ha evolucionado esta pandemia y acoplarnos a ella. No centrarnos sólo en las personas que mejor están, sino mirar más allá.
Todavía hay muchas personas que viven solas, marginadas, sin recursos, y creo que nuestro trabajo debería enfocarse en ellas. Espero que el próximo año todos los activistas estemos realmente unidos, y todos los que vivimos con esta lacra hayamos visto un avance social y humano que nos haga sentir que nuestra lucha realmente se ha visibilizado en la sociedad.
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