Miles de personas recorren Buenos Aires para pedir comida y dinero
Manifestaciones y paros al cumplirse un año del diciembre sangriento
Más de 5.000 manifestantes del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, que dirige el socialista Raúl Castells, recorrieron el miércoles Buenos Aires y se detuvieron frente a cada supermercado y sucursal de banco para dejar una petición a los gerentes: "Con mucho respeto le pedimos colaboración con lo que pueda facilitar a nuestros comedores comunitarios". Las organizaciones sociales preparan paros y manifestaciones para recordar el inicio de la crisis que hace un año hundió al país en el abismo.
Diciembre, mes tradicionalmente caliente en Argentina, a causa del ardiente verano y de un aumento considerable de la tensión social por las celebraciones de fin de año, tiene ahora además una fecha emblemática que concentra y detona todos los conflictos: el día 20, primer aniversario del estallido social que concluyó con más de 30 muertos en todo el país.
Las manifestaciones de hace un año comenzaron la tarde y la noche del 19 de diciembre. Una espontánea y masiva cacerolada de vecinos que avanzaron desde los barrios hacia la Casa Rosada, acabó con el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, autor intelectual del corralito financiero que dos semanas antes había confiscado los depósitos de los ahorradores. Al día siguiente dimitió el presidente Fernando de la Rúa.
La bronca prueba los motores. Cada día una o varias de las corrientes de piquetes toma calles y cierra el acceso al centro de la ciudad o corta calles y rutas de los municipios del Gran Buenos Aires. Demandas no faltan. Los planes alimentarios y los subsidios de 150 pesos (unos 40 euros al mes) para las familias de los parados no satisfacen las necesidades básicas.
La escalada de acciones directas tiende a recordar la convocatoria a la movilización en la madrugada del 20 de diciembre que se cerrará por la tarde tras el acto central, previsto en la plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada.
La Central de Trabajadores Argentinos, con los poderosos sindicatos de empleados públicos y de maestros, se ha sumado a la protesta con la convocatoria a un paro general de 24 horas el viernes 20. Las "acciones pacíficas y masivas para conmemorar el cacerolazo" incluyen cortes de rutas en todo el país y actos de repudio y protesta "contra el hambre, la entrega y la represión" y también exigen la "caducidad de todos los mandatos y elecciones para todos los cargos electivos".
El dirigente socialista Castells denunció a los dirigentes barriales del menemismo y al alcalde de Berazategui, un populoso municipio del sur del Gran Buenos Aires, porque "ofrecían dinero para financiar marchas y alentaban a la gente a saquear comercios". Según Castells, "los que mandan la gente a saquear quieren la guerra civil, los comerciantes no son enemigos del pueblo".
El tono pausado y la calma habitual del dirigente se alteraron cuando, frente a un banco le cerraron las puertas. Castells amenazó: "No vamos a dejar ningún banco en pie, si se niegan a recibirnos". El Gobierno teme que un incidente menor desate la tragedia y apela a la responsabilidad.
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