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Entrevista:NAGORE SANZ | Coordinadora del Sello Errabal

"El jazz podría dejar de ser música de minorías si se enseñara a los niños"

Maribel Marín Yarza

El jazz es una música de minorías, pero destapa tantas pasiones entre sus adeptos que puede llevar a empresas, cuando menos, complicadas. La prueba está en Nagore Sanz (Soraluze, 1975) y un grupo de aficionados de Soraluze que han pasado de organizar pequeños conciertos a crear un sello discográfico específico. "Queríamos dar un paso más en el mundo del jazz", cuenta Sanz. Ese paso ya está dado y se llama Errabal y ha nacido al abrigo de la discográfica Gaztelupeko hotsak.

Pregunta. ¿Qué les llevó a crear Errabal?

Respuesta. Vimos que hay muchos y muy buenos músicos de jazz, sobre todo entorno a los festivales de San Sebastián, Vitoria y Getxo. Pero también que existía un vacío; en toda Euskadi no había un sello que se dedicara exclusivamente a este tipo de música y los artistas han tenido que buscarse la vida en Madrid o Barcelona. Nos planteamos que queríamos dar a conocer a los músicos de aquí y además en un formato fácilmente identificable, en este caso en Dj pack y siempre con diseño en blanco y negro.

P. ¿Es un empresa local con ánimo de expansión?

R. Trabajamos siempre pensando en que si va cogiendo cuerpo, este proyecto puede llegar perfectamente a ser un sello independiente y a abrir fronteras; a grabar y editar música jazz de cualquier instrumentista español o europeo.

P. ¿El jazz en el País Vasco goza de tan buena salud y hay tanto aficionado como para crear un sello específico?

R. Creo que tenemos un gran potencial. En estos momentos hay muchos músicos de jazz haciendo cosas muy interesantes. Pero al mismo tiempo pienso que están un poco infravalorados

P. ¿Por qué?

R. El jazz siempre ha sido y será una música de minorías porque al principio cuesta escucharlo. Tienes que acostumbrarte a oír este tipo de música y crearte tú mismo la afición. El jazz es difícil, hay que saber mucho de armonía, de formas... Los músicos tienen un camino muy duro por delante y más aún para vivir luego de ello, poder editar sus trabajos y actuar sobre el escenario.

P. Dice que es una música de minorías, ¿es un problema de falta de educación?

R. Lo es. No ha habido hasta ahora educación musical en música moderna o jazz. Se enseña fundamentalmente música clásica y, aunque ahora, con las escuelas de música está entrando mucho la tradicional y algo la moderna, el jazz sigue quedando fuera. Con esa laguna, cuando esos niños sean adultos no podrán escuchar jazz o llegarán tarde y por otros caminos. El jazz podría dejar de ser de minorías si se enseñara a los niños de pequeños.

P. La suya es entonces una apuesta más que arriesgada. ¿Hasta qué punto puede rentable?

R. En principio, creemos que no es rentable. Pero hacemos la apuesta por la cultura, por la música de calidad, porque esto nos apasiona en realidad. Otra cosa es que con el tiempo, logremos ampliar el mercado.

P. ¿El jazz vasco tiene una seña de identidad?

R. No se puede decir que haya un jazz propio de Euskal Herria. El jazz es internacional, aunque los músicos de aquí tengan sus propias composiciones. Lo que sí hay es una tendencia a versionear obras populares vascas como hizo Iñaki Salvador. O lo que ha hecho Miren Aranburu, en el primer disco que editamos, que es cantar jazz en euskera. En un primer momento sorprende, porque estamos acostumbrados oír los temas vocales en inglés. Pero suena muy nuevo y muy fresco y creo que tiene mucha musicalidad.

PERFIL

Nagore Sanz (Soraluze, 1975) ha dedicado toda su vida a la música. Estudió piano y bajo eléctrico y, con los años, ha ido dejando constancia de su predilección por el jazz. La joven, profesora de bajo, conjunto coral y lenguaje musical en la Escuela de Música de Soraluze, ha promovido conciertos de este tipo de música en su localidad. Ahora, trabaja para Gaztelupeko hotsak y ha asumido también la coordinación de Errabal.

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