Jiménez, segura de que los madrileños quieren que haya un cambio político
La candidata socialista terminó ayer su 'trinimaratón' tras acudir a 73 reuniones en siete días
La aspirante socialista a la alcadía de Madrid, Trinidad Jiménez, celebró ayer el acto número 73 -y último- de su maratón en un bar del centro. El día fue más tranquilo que los precedentes. Dio un paseo por el Rastro y se reunió con un grupo de afectados por la supuesta estafa del caso CPV. Era la septuagésima reunión de la semana. Las familias se quejaron de que el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, no se haya reunido con ellos. La candidata les prometió que en todos los actos públicos a los que asista a partir de ahora exigirá que su oponente político reciba a los perjudicados.
Apenas una veintena de personas recibieron a la aspirante a la alcaldía junto al nuevo barrio de Las Tablas. Le dieron la bienvenida con pancartas: "Cortés [conse-jero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes] y Gallardón apoyan al ladrón"; "Queremos los pisos que hemos pagado", y le explicaron su situación. Había parejas que no se pueden casar porque no tienen dónde vivir. Un padre que gastó la herencia de su suegro en comprar una casa que no existe para sus dos hijas. Una mujer que tiene todos los muebles comprados porque le tenían que haber entregado su vivienda el año pasado y los tiene guardados en un local de alquiler.
Tapándose el cuello con la chaqueta para huir del frío, Jiménez se mostró indignada porque el presidente regional no haya recibido a los afectados del caso CPV. "¡Tenemos que montar algo muy gordo!", exclamó. De momento, se le ha ocurrido que en todos los actos públicos a los que acuda exigirá, "venga o no venga al caso", que Ruiz-Gallardón se reúna con las familias.
Mostró su oposición al sistema de las juntas de compensación -formadas por los propietarios de los terrenos de los nuevos barrios antes de ser urbani-zados-, "porque no tienen control público": "La falta de control es lo que ha producido que ahora ustedes no tengan sus casas", dijo.
La candidata pudo dormir ayer un poco más, después de siete días frenéticos. No tuvo que levantarse de noche, como en las seis jornadas restantes, aunque se había acostado cerca de las cuatro de la madrugada después hacer un trayecto en búho (autobús nocturno). Esta vez, para darse un homenaje el último día de trinimaratón, acudió a la clausura de un foro de Juventudes Socialistas con una ajustada chupa de cuero, la misma con la que se hizo una foto para el cartel electoral y que, al final, fue sustituida por otra menos atrevida.Con ella se paseó por el Rastro, rodeada de compradores y paseantes. Muchos se acercaron a saludarla. Otros no la reconocieron. "¿Quién es el famoso?", le preguntó un adolescente despistado, con el pelo engominado y un pendiente de argolla en la oreja. "¡Pues yo!", exclamó Jiménez. El chaval no pudo evitar sonrojarse: "¡Anda, pues qué guay!".
Un joven organillero le pidió que se acercara a él. "¿No te acuerdas de mí? Nos conocimos en la verbena de san Isidro. ¡Anda, ven aquí y dame dos besos! ¡Guapa! ¡A ver qué haces con nosotros cuando ganes!". Sin dejar de tocar, el muchacho le estampó cuatro besos, le regaló los oídos, y una estampita de San Antonio de la Florida: "¡Anda, que va a venir aquí Gallardón a juntarse con la gente, como tú!".
Aun con la chaqueta tapándole la chupa de cuero, Jiménez no se libró ni el último día de un piropo. Pero ella no oyó la conversación de una pareja que la vio de frente: "¡Anda, mira la Trini!", exclamó la chica. Al novio, sorprendido, le salió del alma: "¡Está buenísima!".
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