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El Ejército de Costa de Marfil trata de aplastar a los nuevos rebeldes

El Gobierno se beneficia de la operación de los paracaidistas franceses

La batalla por Man ha comenzado. Tropas leales al Gobierno de Costa de Marfil iniciaron ayer una ofensiva para reconquistar esta localidad próxima a Liberia, capturada el jueves por un nuevo grupo rebelde, el Movimiento para la Justicia y la Paz (MPJ). El sábado, paracaidistas franceses tomaron el aeropuerto para rescatar a 160 occidentales y se enfrentaron a tiros con los rebeldes, matando a cinco de ellos. El Ejército ha aprovechado esta intervención para dominar el aeródromo. Otra localidad, Danane, está bajo el control del Movimiento Popular Marfileño del Gran Oeste (MPMGO). La ofensiva tiene por objetivo evitar que los rebeldes consoliden posiciones.

La aparición de estas guerrillas complica aún más la solución del conflicto del que fuera el país más estable de África hasta la Navidad de 1999, cuando el general Robert Gueï se hizo con el poder hasta entregarlo al actual presidente civil, Laurent Gbagbo tras unas elecciones. Un tercer grupo, el más importante de todos, domina el norte musulmán. El Movimiento Patriótico de Costa de Marfil (MPCM) fue el primero en alzarse en armas en el 19 de septiembre de 2002 contra el Gobierno de Gbagbo, con el que ha firmado varios acuerdos de alto el fuego de escasa duración.

Aunque los tres movimientos no parecen mantener relación entre sí ni comparten estrategia, tienen como objetivo la toma del poder. Nada se sabe de los líderes del MPJ. Los habitantes de la zona de Man les llaman los chicos locos o los brujos y dicen que son indisciplinados y que entre ellos hay gente de Sierra Leona. Se cree que un hijo del general Gueï, muerto en extrañas circunstancias durante el golpe de septiembre, es el jefe. Esta conexión les emparentaría con el poderoso MPCM, cuyo jefe era el propio Gueï.

No sólo está en juego el control del primer productor mundial de cacao, Costa de Marfil es una de las rutas del contrabando de diamantes de Sierra Leona. La larga mano del presidente liberiano, Charles Taylor, muñidor de ese negocio aprovechándose de guerras civiles ajenas, podría estar detrás. Que guerrilleros de uno y otro grupo hablen inglés de Liberia o de Sierra Leona demuestra que el conflicto es regional.

Soldados rebeldes viajan a bordo de un vehículo al norte del país.
Soldados rebeldes viajan a bordo de un vehículo al norte del país.REUTERS
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