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La huelga de taxis afectó a miles de viajeros en Barajas y Chamartín

La concentración en la plaza de la Villa enfrentó a los antidisturbios y los huelguistas

La huelga de taxistas convocada hasta las tres de la tarde de ayer por los sindicatos minoritarios afectó a miles de viajeros que pretendían coger un taxi en el aeropuerto de Barajas y en la estación de Chamartín. En el resto de la capital, el paro no causó grandes trastornos, salvo en el centro, donde los taxistas que trabajaron fueron abucheados por los huelguistas. Éstos se concentraron en la plaza de la Villa para expresar su oposición a que el Ayuntamiento les autorice una subida de tarifas de sólo el 4,9%, aprobada ayer en el pleno municipal con los votos del PP.

La huelga empezó la madrugada del jueves, convocada por la Federación Madrileña del Taxi y por UGT, que representan a unos 6.000 taxistas de los 16.000 que hay en la capital (al día circulan unos 12.000). Terminó 15 horas después, con datos de seguimiento muy distintos según hablasen los manifestantes o el concejal de Movilidad Urbana, Sigfrido Herráez. Para la Federación y UGT, el 95% de los trabajadores dejó el taxi en casa. Según Herráez, el seguimiento de la huelga fue "escaso" y afectó a muy pocos usuarios. El paro fue convocado en protesta por la subida de las tarifas (un 4,9%) a partir de diciembre. La federación y UGT consideran el aumento "insuficiente".

La huelga no causó graves trastornos en la capital, salvo en las paradas del aeropuerto de Barajas y la estación de Chamartín, donde los piquetes impidieron a los viajeros coger taxis. Las consignas en contra del alcalde y de los conductores que intentaron trabajar fueron la nota dominante. Los piquetes increparon a los taxistas que optaron por trabajar con gritos de "¡esquiroles!" y "¡peseteros!". Los miles de viajeros que trataban de parar un taxi, tanto en Barajas como en Chamartín, tuvieron que optar por el autobús y el metro.

La incidencia de los piquetes en Barajas hizo que se formasen colas inmensas para montarse en el autobús que va hasta la plaza de Colón. Los aparcamientos de las terminales de Internacional y Nacional estaban atestadas de vehículos, cuando normalmente están al 50% de su capacidad.

En el resto de la capital, a medianoche de ayer, las paradas presentaban un aspecto fantasmal. Los pocos taxistas que circulaban llevaban la luz verde apagada. "Hay huelga, no podemos enviar ningún vehículo", contestaban en los primeros minutos de la huelga las telefonistas que trabajan en las empresas de taxi a domicilio. Los piquetes también se concentraron de madrugada en la Puerta del Sol.

La Delegación del Gobierno informó en un primer momento de que uno de los taxistas había sido detenido por arrojar con un tirachinas bolas de acero a los vehículos que no secundaron la huelga, pero fuentes del Cuerpo Nacional de Policía señalaron después que no se había producido ninguna detención. El delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansuátegui, en declaraciones a Efe, afirmó que los huelguistas habían estado toda la noche "produciendo violencia con daños".

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Conforme avanzó la mañana, algunos taxistas salieron a trabajar y, con un poco de paciencia, la mayoría de los madrileños no tuvo problema para parar un taxi. En el barrio del Pilar, una mujer tardó 20 minutos en coger un taxi en una calle en la que normalmente pasa uno cada 20 segundos.

A las diez de la mañana, unos 150 taxistas se concentraron, sin autorización de la Delegación del Gobierno, en la plaza de la Villa. A esa hora, el gobierno municipal (PP) aprobaba en pleno la subida de tarifas del 4,9%. Este incremento cuenta con el apoyo de la Asociación Gremial del Taxi, que tiene mayoría del sector. Durante la concentración se produjeron algunos enfrentamientos entre los huelguistas y miembros de la Unidad de Intervención Policial (antidisturbios). Uno de los huelguistas denunció en comisaría que un policía le había roto las gafas de un puñetazo. Los manifestantes, además, increparon y tiraron monedas de céntimo de euro a los taxistas que no secundaron la huelga.

Enfrentamientos

Un conductor, que paró en la calle Mayor a dejar a una pasajera, se llevó un paraguazo de un huelguista. "¡Pesetero!", le espetó el manifestante mientras el conductor pisaba el acelerador con cara de susto. Fuentes de la Delegación del Gobierno afirmaron que se había abierto expediente a varios taxistas por "manifestarse ilegalmente y por coaccionar a los compañeros que prestaban un servicio público".

El concejal Herráez criticó la actitud "violenta" de algunos huelguistas y calificó la huelga de "error". "Las tarifas las hemos aprobado con el apoyo de la Asociación Gremial del Taxi, que tiene la mayoría del sector. No podemos aceptar una subida mayor al 4, 9% porque, entonces, nadie cogería un taxi", señaló el concejal. Juan Sánchez, presidente de la Federación Madrileña del Taxi, anunció nuevas movilizaciones. "La semana que viene convocaremos otra asamblea con UGT para decidir si acatamos o no la subida", apuntó Sánchez.

PSOE e IU exigieron al gobierno local que se reúna con los sectores que no apoyan la subida de tarifas para llegar a un acuerdo. "La Federación y UGT pidieron al concejal Herráez una reunión y se la ha concedido para el 4 de diciembre, cuando las nuevas tarifas ya estarán aprobadas", denunció el concejal socialista Eugenio Morales. Julio Misiego, edil de IU, instó al gobierno municipal a que negocie con los taxistas más allá de las tarifas. "Los taxistas tienen muchas reivindicaciones, como que los carriles reservados para ellos suelen estar ocupados y no pueden circular", señaló Misiego.

Con el incremento medio del 4,9% en las tarifas, la bajada de bandera pasa de 1,35 euros a 1,45. El kilómetro en la zona 1 (recorridos por el centro de Madrid los días de diario) valdrá 0,67 euros, 0,04 euros más que en la actualidad. El kilómetro en la zona 2 (periferia de Madrid en días laborables y centro en festivos) subirá 0,04 euros, de 0,81 a 0,85. El kilómetro en la zona 3 (días festivos en la periferia) pasará de 0,91 euros a 0,95, y la hora de servicio, de 12,05 a 12,65 euros.

Un taxista, de espaldas, dialogaba con un miembro de un piquete delante de la Policía Municipal en el aeropuerto de Barajas.
Un taxista, de espaldas, dialogaba con un miembro de un piquete delante de la Policía Municipal en el aeropuerto de Barajas.ULY MARTÍN

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