"No habría contaminación si la respuesta hubiera sido adecuada"
American Bureau of Shipping (ABS) es una de las sociedades de clasificación más importantes del mundo. Esta organización sin ánimo de lucro supervisa técnicamente los barcos comerciales para certificar que pueden ser explotados en la actividad a la que se les pretende destinar. ABS concedió su visto bueno al Prestige tras implantársele en un astillero chino 362 toneladas de acero precisamente en la zona que se rompió el pasado día 13 y que fue la causa inicial de su hundimiento. Su vicepresidente y responsable de comunicación, Stewart Wade, culpa al Gobierno de las dimensiones que ha adquirido la catástrofe.
P. ¿Cómo es posible que se rompieran los tanques reparados en 2001 bajo supervisión de ABS?
R. La industria y el público tienen derecho a esperar que una vez que un barco ha terminado su supervisión, si es convenientemente utilizado y mantenido, no sufrirá daños estructurales significativos en cinco años. El Prestige claramente sufrió un fallo. Por esta razón nos hemos comprometido a determinar la causa inicial de ese fallo y qué debe hacer al respecto tanto ABS como la Organización Marítima Internacional u otros organismos para evitar que vuelva a ocurrir. Esperamos que las investigaciones sobre el origen del accidente y todas las decisiones que se tomaron, incluido el sensible asunto de los lugares de refugio, junto con otros criterios técnicos, sirvan para mejorar la seguridad. Ha sido una verdadera catástrofe en la que tanto el daño ecológico como la pérdida del barco eran innecesarios y evitables. Si estos eventos hubieran tenido una respuesta técnica, ya no habría contaminación y el barco se estaría reparando.
P. ¿Cómo se formó la grieta inicial?
R. Hasta el momento no tenemos indicios firmes de la causa inicial del accidente. Se han propuesto varias teorías: el golpe de un tronco, de un contenedor e incluso el impacto de una ola. Por ahora, no hay evidencias que sostengan ninguna de esas hipótesis. ABS sigue trabajando con la autoridad marítima de Bahamas, que intenta determinar las posibles causas.
P. ¿Tiene el Gobierno español alguna responsabilidad?
R. Respetamos el derecho soberano de cada Estado a tomar las decisiones que considere convenientes en su interés nacional cuando se enfrente a situaciones como la del Prestige. Expresamos nuestra preocupación al Gobierno español, de que esas decisiones deben tomarse reflejando no sólo consideraciones políticas, sino también de carácter técnico. Esos aspectos técnicos se refieren a la probable sucesión de acontecimientos originada por la decisión de obligar a un barco dañado a permanecer en mar abierto, en vez de concederle el acceso a un área protegida en cortesía marítima. En esas condiciones técnicas es inevitable que el fuel vertido al mar terminara por llegar a la costa.
P. ¿En qué momento se tomaron las decisiones equivocadas?
R. Una vez que el Prestige fue reequilibrado técnicamente era inevitable su consiguiente deterioro, que conduciría a su eventual ruptura y al hundimiento, asociado al vertido de gran parte de su carga. Era obvio que cuanto más lejos de la costa se vertiera el fuel, más grande sería el tramo de costa afectado, ya que el combustible se extiende fácilmente mientras se acerca a la costa. La conducta recomendada en un caso como el del Prestige es la de conducir el barco inmediatamente a una zona recogida donde puedan ponerse en marcha medidas anticontaminantes y donde el fuel que cayera al mar pudiera ser controlado para minimizar los daños y facilitar la limpieza. El Prestige estaba cerca de varias zonas protegidas cuando su casco se rompió y la contaminación causada en ese momento era relativamente pequeña. Una respuesta basada en la técnica hubiera confinado la contaminación a un área muy reducida y el barco, una vez trasvasada su carga a otro petrolero, estaría ahora en reparación.
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