Carles Balagué utiliza La Casita Blanca para revisar en un documental la Barcelona de posguerra
El filme repasa los acontecimientos más oscuros vividos en la ciudad entre 1947 y 1952
La Casita Blanca, el histórico meublé que Joan Manuel Serrat definió como "abrevadero amable y romántico donde el amor fue amo y señor", representa para el cineasta Carles Balagué el mejor ejemplo de la doble moral imperante y consentida en la Barcelona de posguerra. El director estrena este viernes el documental La Casita Blanca, La ciutat oculta, un filme que pretende relatar con nombres y apellidos cada uno de los episodios negros que convulsionó a la ciudad entre la visita de Eva Perón en 1947 hasta el Congreso Eucarístico celebrado durante 1952.
El Ayuntamiento decidió recientemente la demolición de La Casita Blanca, el local que abrió en 1912 en la avenida del Hospital Militar como hogar de encuentros fugaces y que aún permanece en funcionamiento. Durante todo este tiempo ha abierto las 24 horas los 365 días del año, porque para las artes de Afrodita siempre es buen momento. No cerró sus puertas cuando Eva Perón visitaba "la cristiana madre España" en 1947 y tampoco lo hizo durante la celebración del Congreso Eucarístico de Barcelona en 1952, aunque en esa ocasión funcionaba como hostal para acoger a los peregrinos que acudían a Barcelona. Entre estos dos acontecimientos, fachadas de la tranquila ciudad franquista, sitúa Carles Balagué el documental La Casita Blanca, que "revisa la historia barcelonesa parándose en sus momentos más oscuros", dijo el realizador ayer durante la presentación del filme en Barcelona.
El documental "aporta nuevos puntos de vista" a cómo se adaptó la burguesía al nuevo régimen e hizo sus grandes negocios con el estraperlo, revive las penurias que vivía la ciudad de las cartillas de racionamiento, intenta dar algo de luz al asesinato la prostituta de lujo Carmen Broto, o reproduce el asalto encabezado por el anarquista Facerías en el meublé de Pedralbes. Éste es precisamente el único hecho que se narra utilizando la ficción, en lugar de recurrir a entrevistas e imágenes de archivo. "Era la única forma de realizar una versión respetuosa con todos los que intervinieron en el suceso, además de incluir cada uno de los elementos que aparecen en el sumario", explicó Balagué. Su trabajo, que ha supuesto dos años de investigación, ha debido avivar algún ascua no apagada, y la familia del constructor Antonio Masana ha presentado una querella contra el director por considerar que la versión que aquí se cuenta no es la real.
Balagué reproduce, utilizando el blanco y negro, el atraco de un grupo de maquis al meublé de la calle de Pedralbes, donde, sin esperarlo, se encontraron en una habitación al constructor acompañado de una sobrina suya. "Estamos preparados para muchas querellas y para que la película no le guste a mucha gente", dijo el realizador, que relacionó trabajos como éste con el ejercicio de revisión de la historia que actualmente se produce en Francia. Según Balagué, entre 1947 y 1952 existían 113 meublés en una Barcelona arrasada por el hambre y donde dominaba la hipocresía impuesta por mandos políticos, militares y eclesiásticos. La burguesía de la ciudad, denuncia la película, se adaptó con facilidad a este nuevo sistema y se introdujo en él para ocupar cargos políticos, como es el caso de Juan Antonio Samaranch, miembro de la conocida como Brigada del Amanecer, de jóvenes conservadores amigos de las fiestas nocturnas, aseguran en el filme.
Historiadores, escritores y periodistas como Rafael Abellá, Jaume Boix, Josep Maria Carandell, Pilar Eyre o Josep Martí Gómez, además de personajes de la época como la vedette Carmen de Lirio reproducen con sus testimonios la "historia de la ciudad, la que aparece en los libros y la que formaba parte de la tradición oral. Una historia que no se debe seguir disfrazando", dijo el director. Carmen de Lirio participó ayer en la presentación del filme y negó los rumores que la relacionaban con el gobernador civil Eduardo Baeza Alegría. "Yo era una estrella porque llenaba teatros, no porque mantuviera ninguna relación", repetía la actriz. Precisamente la lucha por el poder entre Falange y Baeza Alegría es el origen, desvela el documental, de la Huelga de los Tranvías, "pero al mismo tiempo, el PSUC clandestino aprovechó la situación para extender un paro general en la ciudad. Lo que, en parte, consiguieron", dijo Abellá.
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