Ocho años en el cajón

Más de un directivo de televisión debe de estar arrepentido. Hace ocho años, el guión de la serie más popular del momento (con casi siete millones de audiencia fiel cada jueves en TVE-1) pasó por los despachos de prácticamente todas las cadenas de televisión y las principales productoras privadas. "Algunos dijeron que el proyecto estaba bien, pero por lo general daban carpetazo. Otros ni respondían", recuerda el periodista Eduardo Ladrón de Guevara, responsable de los guiones de Cuéntame cómo pasó junto a Patrick Buckley.

Además del respaldo del público, la serie acumula galardones. El próximo jueves recibirá el Premio Ondas Internacional. El jurado ha valorado la calidad, innovación e impacto social de una serie "en la que la trama de ficción soporta una transmisión intergeneracional de aspectos históricos, sociales y culturales, contribuyendo a un mejor conocimiento de la historia reciente".

"Me gustaría que fuera más crítica con el franquismo", dice su guionista

Todo comenzó en Sitges, cuando Miguel Ángel Bernardeau (productor ejecutivo), Buckley y el propio Ladrón de Guevara comenzaron a darle vueltas a la idea de hacer una serie sobre el final de los años sesenta. "Antes de tener la biblia y diseñar el perfil de los personajes hicimos hasta seis versiones del primer capítulo. Bernardeau lo movió por todas las cadenas y todas las productoras. Hizo triquiñuelas: cambiaba el título para intentar colarla, pero era rechazada sistemáticamente", dice Ladrón de Guevara.

De hecho, la primera versión llevaba por nombre Nuestro ayer. En 2001, el proyecto resucitó gracias a la constancia de sus autores. Y Tito Fernández tomó las riendas de la dirección. Pero la serie es la misma que ocho años antes. Sólo ha cambiado la duración de los capítulos: de media hora a una.

Para poner en marcha el proyecto, Bernardeau tuvo que crear su propia productora. Así nació Ganga (asociada posteriormente con Cartel, responsable de La ley y la vida, Ala... Dina, Los ladrones van a La Oficina, El botones Sacarino, La casa de los líos).

En su largo peregrinar, Cuéntame cómo pasó estuvo también en Televisión Española, pero la cadena pública no le dio luz verde hasta hace apenas año y medio. "Nadie lo entendía", explica el guionista. "Las televisiones consideraban que hablar de la España del franquismo no tenía interés para la audiencia. Hace ocho años triunfaban series muy tradicionales, familiares. Ésta también es una serie familiar, pero detrás tiene la historia".

Y a la hora de contar la historia de España, Ladrón de Guevara admite que le gustaría que el relato fuera "más crítico con el franquismo, más incisivo, más comprometido. Aquellos años fueron ignominiosos y hay que contarlos. No solamente se vivieron, sino que se padecieron". Pese a todo, es consciente de que la televisión es "un medio con un público de todas las ideologías. Para algunos, ese recuerdo es distinto. Hay que cuidar todo el espectro".

La serie expresa en gran medida cómo fueron aquellos años en el marco de una familia trabajadora a la que no le llega el sueldo a fin de mes y tiene que recurrir al pluriempleo. "Los Alcántara consiguen con esfuerzo acceder a bienes de consumo firmando letras, entrampándose y, sobre todo, intentando hacer creer que en este país no pasa nada. Para los padres, lo más preocupante es que con la muerte de Franco todo cambie a peor. En contraposición a los hijos, que piensan que el cambio es necesario". Poco a poco, el matrimonio formado en la ficción por Imanol Arias y Ana Duato entiende "que el país no era Jauja".

Tras el repaso a los años sesenta, Cuéntame cómo pasó se adentra en los setenta. "Son tremendos. Por mucho cuidado que tengamos en ser neutrales, tendremos que contar la contestación contra el franquismo, desde los sectores obreros hasta la Universidad; el tema vasco; el Consejo de Burgos. Franco empieza a no estar pletórico de facultades. El franquismo es consciente de que Franco va a desaparecer a corto plazo; cinco años después".

Ladrón de Guevara, que a sus espaldas tiene éxitos televisivos como Farmacia de guardia (dirigida por Antonio Mercero, que llegó a rebasar los diez millones de espectadores a su paso por Antena 3), sostiene que los guiones no tienen ningún tipo de filtro. "No creo que haya habido reacciones contrarias. Ha pasado mucho tiempo y los ultramontanos y el franquismo más residual no tienen peso. La caverna ha desaparecido. El hecho de que dos guardias civiles homosexuales puedan vivir en un cuartel da idea de cómo ha cambiado este país". Y aprovecha la ficción para rescatar algunos "disparates" del franquismo, como la historia del loro al que su dueño, propietario de un bar, le había enseñado en 1968 a decir 'Gora Euskadi'. "Encarcelaron a los dos: al dueño y al loro, según cuenta Gregorio Morán en un libro".

Admite que la serie tiene toques autobiográficos. "Ningún personaje soy yo, pero ahí están volcadas mis vivencias. Como el capítulo que habla del robo de una multicopista. La única posibilidad de que pudiéramos imprimir textos las organizaciones antifranquistas era robándolas. Nos hubiesen caído veinte años a cada uno".