"Mantendré las mejores relaciones con EE UU"

Álvaro Noboa, de 52 años, es considerado el hombre más rico de Ecuador con intereses en más de 130 empresas en el mundo. Por segunda vez intenta llegar a la presidencia de la República, tras su frustrado intento, en 1988, frente al centroderechista Jamil Mahuad, por estrecho margen y en medio de denuncias de fraude electoral. Noboa promete generar empleo, la abolición del impuesto sobre la renta y la atracción de la inversión extranjera y nacional.

Pregunta. ¿Cómo ve usted a Ecuador tras la victoria de Lula en Brasil y las protestas violentas que ha generado la política de Hugo Chávez en Venezuela?

Respuesta. Son dos de 18 países los que tienen una tendencia socialista. Pienso que en Ecuador no hay una mayoría marxista. En el Congreso, el 30% es de carácter marxista y el 70% es de centro, de derecha o de izquierda moderada. Por tanto no creo que los ciudadanos voten por esa tendencia socialista. Eso me lleva a creer que voy a ganar las elecciones.

P. Usted tiene muchos amigos influyentes a nivel internacional. ¿En qué modo piensa usted que esto pueda beneficiar a su país?

R. Mantendré, como lo he hecho toda mi vida, las mejores relaciones con EE UU. Tengo personalmente empresas en ese país, grandes amigos, como Bobby Kennedy, quien es padrino de mi hijo Santiago. Creo en la filosofía norteamericana de democracia, libertad, libre empresa, libre pensamiento y religión e igualdad racial.

P. Ha anunciado la abolición del impuesto sobre la renta. ¿Atraerá así más inversión extranjera?

R. Por supuesto. El impuesto sobre la renta sólo representa el 10% de los ingresos del Estado. Con ese caramelo voy a atraer a los inversionistas, que se beneficiarán de no tener que pagarlo.

P. ¿ Su plan de gobierno incluye privatizaciones?

R. No creo que haya que privatizar porque, conociendo a los políticos, apenas se privatiza algo puede ocurrir lo mismo que en Argentina, se consume el dinero y después seguimos en la misma mala situación. Prefiero dar en concesión la administración, tanto de las empresas eléctricas, las telefónicas, como de las nuevas explotaciones petroleras, para que acarreen buenos ingresos al Gobierno.