Los responsables del hambre en Argentina
1.500 personas de gran influencia sacaron millones de dólares del país poco antes del 'corralito'
Hay más de una vaca por habitante, y una oveja por persona, y la cosecha de cereal alcanza los máximos históricos y los supera la de soja. Argentina es todavía aquel territorio donde la leyenda dice que tiras una piedra y el suelo te devuelve un fruto sabroso. Pero, según un corrosivo chiste popular, para compensar semejante favores de la naturaleza, a último momento Dios desparramó en cada sitio un puñado de argentinos.
Si la pregunta es "¿Cómo puede ser que en este país se mueran niños de hambre?", gran parte de la respuesta puede encontrarse en el informe publicado esta semana por la revista Veintitrés, que se edita en Buenos Aires. Los llamados dueños de la Argentina, un conjunto de 1.500 empresarios y personajes destacados socialmente por su actividad, depositaron en cuentas fuera del país unos 3.000 millones de dólares entre mayo y diciembre de 2001, los meses previos a que el ex ministro Domingo Cavallo decidiera implantar el cerco del corralito financiero sobre fondos que serán devueltos en cuotas y a 10 años de plazo. Los inspectores de rentas comprobaron ya que 200 de ellos no consignaron las transferencias bancarias ni los ingresos en sus declaraciones juradas. En el corralito sólo quedaron atrapados los pequeños ahorradores, el 93% de ellos con depósitos de 50.000 dólares o menos.
Los analistas calculan que una minoría tiene unos 160.000 millones de dólares fuera del país
La lista elaborada por la revista incluye a los máximos responsables de los mismos bancos que confiscaron los depósitos; a periodistas que consideran "éticamente inaceptable la fuga de capitales"; al ex ministro de Economía de la dictadura militar, José Alfredo Martínez de Hoz; a José Luis Machinea, el ex de la Alianza en el poder que encabezaba Fernando de la Rúa; al negociador de la deuda externa del mismo gobierno, Daniel Marx; a las estrellas de la televisión y a los empresarios nacionales que pidieron la pesificación de sus deudas, la conversión de pesos a dólares, despúes de que en enero se derogara la Ley de Convertibilidad que imponía la paridad uno a uno con el dólar desde 1991 y la cotización saltara en un mes a más de tres pesos por dólar.
José María Candioti, actual ministro de Economía de Santa Fe, provincia que tiene altos índice de desempleo y mortalidad infantil, admitió que había girado unos "ahorros" a Estados Unidos en 2001, pero aclaró que no se trataba de una suma millonaria. La documentación recopilada por la Comisión Investigadora de Fuga de Capitales de la Cámara de los Diputados demuestra que Candioti transfirió 1.082.327 dólares. Los analistas económicos calculan que una minoría de argentinos mantiene unos 160.000 millones de dólares depositados en el exterior. La deuda pública del país es de 135.000 millones y su producto interior bruto (PIB) de unos 120.000 millones.
El periodista responsable de la investigación, Roberto Navarro, renunció hace dos semanas como colaborador del periódico Página12 cuando a última hora la dirección del diario decidió no publicar la serie de artículos que estaban previstas por razones que nunca le explicaron ni fueron debidamente aclaradas. La diputada de Alternativa para una República de Iguales (ARI), Graciela Ocaña, miembro de la comisión parlamentaria creada especialmente, confirmó a EL PAÍS la veracidad de la información difundida, y afirmó: "Los bancos se resisten todavía a entregar más datos y falta completar el cruce con la declaración de impuestos de todos los giros, pero ya puede asegurarse que, aun cuando algunas transferencias hayan sido legales, son claramente inmorales".
Cincuenta y nueve niños siguen estando ahora mismo en la lista de espera de la muerte en Tucumán, "el jardín de la República", la provincia más pequeña del país con 22.524 kilómetros cuadrados y 1.300.000 habitantes, situada a 1.250 kilómetros al norte de Buenos Aires. Con un índice de paro del 20% y una mortalidad infantil del 21,2 por mil, Tucumán se destaca en la región por la calidad de la enseñanza en la universidad pública, los ingenios azucareros y por ser el primer productor de limones del mundo.
Cuando acabe el año, a un promedio mínimo de tres por día, si se consideran todas las patologías vinculadas a la desnutrición, más de mil niños se habrán secado sobre sus huesos sin que los médicos y las enfermeras que están al pie de las camas de los hospitales 12 y 15 horas al día por salarios de entre 100 y 300 euros puedan hacer más de lo que hacen para evitarlo. El Frente contra la Pobreza (Frenapo), que integran la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), las Abuelas de la Plaza de Mayo y otras organizaciones sociales, estima que más de 50 niños mueren a diario en todo el país a causa del hambre.
El profesor Nicolás Shumway, director de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Tejas, Austin, (EE UU), observa en su documentado ensayo La invención de la Argentina, historia de una idea que desde los primeros días de su independencia, declarada el 9 de julio de 1816 precisamente en Tucumán, la sociedad "pareció haber sido construida sobre una fisura sísmica". A un lado de la falla sitúa a la élite cosmopolita centrada en Buenos Aires, "partidarios de palabra de la democracia", dispuestos a apoyar el autoritarismo para contener a las clases bajas y, al otro lado, coloca a los líderes mesiánicos "como Juan Domingo Perón y Evita Perón", herederos de los terratenientes y caudillos personalistas de las provincias. En su opinión, "ninguna institución argentina ha superado indemne los movimientos violentos e impredecibles de la falla, y su existencia subyace a gran parte de la perpetua inestabilidad del país". El escritor argentino Luis Maggi considera que la razón última de la crisis argentina es que "en este país se da la más alta densidad de hijos de puta por kilómetro cuadrado del mundo".
Tucumán y las hienas políticas
De ser cierto, como advierten los tucumanos con fundadas razones históricas, que todo lo que sucede en esa provincia anticipa a escala lo que luego ocurre en el país, la situación social y política de Argentina no tiene buen pronóstico a corto plazo. En Tucumán se declaró la independencia del país. Allí nació el intelectual más influyente del siglo XIX, Juan Bautista Alberdi. También en Tucumán, ya en el siglo XX, se desarrolló el primer foco guerrillero del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y, a partir de 1976, el interventor, general Antonio Bussi, libró su propia guerra sucia. Unos 4.000 de los 30.000 desaparecidos durante la dictadura militar fueron secuestrados en Tucumán. Desde 1983, cuando se recuperó la democracia, la sociedad tucumana, fiel a su tradición, compró todos los discursos populistas, los peronistas y los del propio Bussi, que fundó con grupos de derecha la Fuerza Republicana y fue elegido para que hiciera sentir sobre los humildes el resentimiento de las clases dominantes. El ex general fracasó, huyó perseguido por las denuncias de corrupción, también el cantante Ramón Palito Ortega, aquél de "La felicidad, ja, ja, ja, ja", y en esas estaban cuando, en una elección sospechosa de fraude, asomó el actual gobernador Julio Miranda. Para entonces Tucumán sufría los efectos de la política económica del Gobierno central que presidía el peronista Carlos Menem. El paro superaba picos históricos y la deuda pública era financiada con más créditos que serían luego impagables.A comienzos de este año, Miranda repartió unos dos millones de dólares extras entre varios legisladores de la provincia para que modifiquen la Constitución y le permitan aspirar a la reelección. Luego comenzaron a morir niños desnutridos, uno detrás de otro, y tronó la indignación. La maquinaria del poder político, basada en punteros, fuerzas de choque, subsidios, favores y clientelismo, se reproduce punto por punto en todo el país. Los caudillos territoriales -Duhalde, Menem, Rodríguez Saa, Kirchner, De la Sota- disputan como hienas los restos del poder central. Ninguno percibe aún el temblor de la tierra bajo sus pies.
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