Trillo dice que la nueva OTAN refuerza la capacidad de España para luchar contra ETA

Federico Trillo, ministro español de Defensa, vio "una espléndida noticia para los aliados y para España en particular" en la nueva doctrina estratégica aprobada ayer en Praga por la OTAN, que incluye la lucha de la Alianza contra el terrorismo sin límite de fronteras. En Europa no se trata de "militarizar" el combate contra el terrorismo, advirtió Trillo, pero sí de que los aliados dispongan en el terreno militar de mecanismos para potenciar los sistemas de inteligencia y los intercambios de información. Con ese nuevo concepto de la OTAN "se refuerza la capacidad del Estado español para luchar contra ETA", dijo.

El ministro español de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, hizo hincapié en las consecuencias que puede tener para España ese nuevo concepto atlántico, que, aunque no está pensado para hacer frente a grupos terroristas europeos, sí afecta a "todo tipo de terrorismo". La valoración del ministro español ya había sido mencionada, aunque con menor ímpetu, en la sede de la OTAN en Bruselas, pero poniendo siempre de relieve, como también lo hizo Trillo, que en el seno de la Unión Europea ya existen mecanismos eficaces pactados por los Quince para combatir el terrorismo: la orden europea de detención y entrega, la lista europea de organizaciones terroristas o la creación de un espacio judicial único en la UE.

De hecho, ni por asomo ese combate contra grupos terroristas europeos es uno de los objetivos principales del nuevo concepto estratégico de la OTAN, concebido más bien para combatir a grupos armados descontrolados lejos de los confines europeos. Por eso, uno de los puntos más importantes del acuerdo tomado ayer por los 19 consiste en la creación de esa Fuerza de Respuesta de la OTAN que, integrada como máximo por 21.000 hombres, está diseñada para desplazarse en sólo unos días a cualquier parte del mundo y permanecer en la zona de acción con sus propios medios incluso durante 12 meses.

Esa fuerza, compuesta por soldados que serían puestos por cada país a disposición de la Alianza Atlántica, será la primera fuerza de combate que como tal cree la OTAN, y estará operativa en octubre del año 2004. Según el comunicado difundido ayer por los aliados, la Fuerza de Respuesta estará capacitada para actuar "en un ambiente en que tenga que hacer frente a amenazas nucleares, biológicas y químicas". Dispondrá de medios aéreos, terrestres y navales, y tendrá capacidad de atacar con sus propios medios objetivos fuertemente protegidos y de mantener sus posiciones durante semanas hasta la llegada de refuerzos masivos si son necesarios.

Nuevos objetivos

En ese sentido, cabe recordar que la unidad se crea -por iniciativa de EE UU- como consecuencia de los nuevos objetivos que se plantea la OTAN a raíz de los ataques del 11 de septiembre de 2001. La Alianza Atlántica activó entonces, por primera vez en su historia, el artículo quinto del tratado de defensa mutua en caso de ataque, pero después Washington no contó con la OTAN más que para misiones de segundo plano.

Ni el pacto para formar esa fuerza ha sido fácil ni lo será su posible intervención. En el primer caso, los aliados se han comprometido a dedicar importantes recursos económicos que ahora deben concretar. En el segundo, el presidente francés, Jacques Chirac, aclaró en la reunión de los líderes que la puesta en marcha de esa fuerza debe ser "compatible" con la Fuerza de Reacción Rápida que prepara la UE, en este caso integrada por 60.000 hombres para intervenir en misiones humanitarias y de mantenimiento de la paz.

Ése fue también uno de los puntos en los que hicieron hincapié desde el español José María Aznar hasta el belga Guy Verhofstadt. Pero Chirac fue más lejos al señalar que los medios de la Fuerza de Respuesta deberían estar tanto a disposición de la OTAN como de la UE. Incluso el presidente francés hizo otra apostilla a modo de aviso para navegantes: "Frente al terrorismo no puede haber sólo una respuesta militar".

En línea con ese comentario, otro punto de conflicto potencial entre los aliados consistirá en qué criterios se tendrán en cuenta a la hora de decidir enviar esa fuerza a uno u otro lugar. La decisión recaerá sobre el Consejo Atlántico, el máximo órgano de la OTAN, pero antes de llegar a dar el paso habrá numerosas consultas entre los aliados; y es en ese proceso en el que pueden surgir las discrepancias.

"Hemos dado instrucciones para que sea elaborado un concepto global de empleo de esa fuerza", señala el comunicado de la Alianza. "Estamos decididos a responder a todo ataque del que seamos objeto".