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EL HUNDIMIENTO DEL 'PRESTIGE'

Tripulantes sin visado

Luis Gómez

Una semana después de haber abandonado el Prestige en helicópteros de salvamento, la aventura de los 24 tripulantes filipinos del barco dista mucho de haber concluido. Alojados en un hotel situado a las afueras de A Coruña, entretienen como pueden las horas cumpliendo las órdenes que les han dado los cuatro representantes del armador, permanentemente reunidos en una pequeña sala del hotel: no deben salir del establecimiento y no pueden mantener conversación con nadie ajeno a la compañía. Aun así se les puede ver en el salón del hotel, unos charlando, otros viendo la televisión o jugando a las cartas. No tan visibles están algunos de los componentes de la tripulación, los más jóvenes, quienes estaban entre los primeros en ser rescatados y trasladados a Vigo. Fueron ellos quienes llamaron la atención de los periodistas que se acercaron al lugar por su extrema juventud. "Algunos de ellos eran poco menos que adolescentes", recuerda un redactor de La Voz de Galicia. "Estaban muy lejos de ser como los que acostumbramos a ver en este tipo de desastres. Desde luego no eran marineros expertos. Eran demasiado jóvenes, diría que adolescentes, y estaban muy asustados".

Los representantes del armador limitan todas sus declaraciones a decir que la estancia de la tripulación tiene todavía un carácter indefinido porque las autoridades españolas no les han concedido aún el correspondiente visado para salir de España. Para cualquier otra información remiten al portavoz de la compañía Universe Maritime, Stephen Askins. No hay más declaraciones. Ningún comentario al respecto de la situación en la que se encuentra el capitán del buque, Apostolos Maguras, en prisión bajo fianza de tres millones de euros.

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