Revuelo ante el obispo Setién
Los obispos Juan María Uriarte y José María Setién, titular y emérito de la diócesis de San Sebastián, respectivamente, entraron ayer en el salón de plenos de la Conferencia Episcopal en medio de una gran expectación porque ambos están en el punto de mira del debate que preocupa a los prelados: cómo acordar cuanto antes un documento que espante de una vez las suspicacias que muchos católicos tienen por la posición de su Iglesia ante el fenómeno terrorista. Setién fue obligado por Roma a jubilarse el 13 de enero de 2000 por sus posiciones nacionalistas, pero Uriarte no ha respondido a las expectativas de los conservadores que le sacaron de Zamora para elevarlo a la sede guipuzcoana.
A pesar de las torbellinos que sufre el catolicismo español a causa del problema vasco, la influencia de estos prelados sigue siendo grande: la decisión de la Conferencia Episcopal de no rubricar en febrero del año pasado el pacto contra ETA propuesto por PP y PSOE la apuntan en el haber (o el debe) de los obispos vascos, a los que se uniría el arzobispo de Navarra, Fernando Sebastián, otro peso pesado episcopal.
"Una opinión más"
El temple intelectual de Setién se puso ayer a prueba cuando, por sorpresa, fue rodeado por una docena de periodistas y otras tantas cámaras de televisión. No pudo zafarse, pero tampoco se prodigó, a pesar de la tensión del encuentro a propósito de lo que publica la prensa sobre él. "La prensa es una opinión más", replicó a un periodista. A otra pregunta sobre si conocía el documento sobre el terrorismo que intentan consesuar los obispos esta semana, Setién dijo: "No sé si hay documento, o no".
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