A seis kilómetros de la educación

'La preocupación de mi hijo es aprobar. Por eso lamenta no poder ir a clase'. Ángela Alcaraz, de 33 años, es la madre de Diego Bernardo. Éste y María José García, ambos de 12 años, habitan en la aldea de Los Canales, dependiente del municipio jiennense de Alcalá la Real y no acuden al centro educativo que le corresponde por la negativa de los padres a tener que desplazar a sus hijos más de seis kilómetros diarios para acceder a una parada en la que tomar el transporte escolar.

Los dos niños viven en un núcleo habitado por unas 40 familias que desde el curso pasado vieron como se anulaba la parada de autobús escolar porque no había niños en edad de ir al instituto. Ahora son dos los que tienen que trasladarse, pero hay otros 14 de menor edad que en los próximos años se encontrarán con el mismo problema.

Las 16 familias han hecho frente común para exigir a la Junta de Andalucía que ponga una parada de autobús y se les facilite el derecho a la educación de sus hijos. Desde ayer, cuando protagonizaron un corte de carretera reivindicativo, los 16 niños no irán al colegio.

La misma situación de Ángel Alcaraz la tiene Eugenia Ortega. Su hija tampoco va al centro de secundaria de Alcalá la Real. Las dos familias argumentan que trabajan en el campo y no pueden ocuparse de llevar a sus hijos hasta la parada de autobús más cercana, situada a más de tres kilómetros de sus casas. 'Mi marido trabaja en el campo, yo ahora con la campaña de la aceituna también tengo que irme. ¿Quién los lleva entonces, quién los recoge?', se pregunta Alcaraz.

Purificación Pérez habita en el mismo núcleo y teme por el futuro. Aunque ahora su hijo tiene 4 años y no padece el problema de falta de transporte, cuando llegue al primer curso de secundaria se encontrará en la misma situación. 'Cuando veamos un autobús parado en Los Canales los niños volverán a la escuela. Nos han engañado ya muchas veces y tenemos que tomar estas medidas a la desesperada', aseguró.

El delegado de Educación, Miguel Jurado, indicó ayer que las 'situaciones personales' de las familias se pueden resolver de forma individualizada, pero advirtió a los padres de que no llevar a los niños al colegio puede implicar adoptar medidas legales 'por desprotección a los menores'. No es una amenaza, aseguró el delegado, pero se va a realizar un seguimiento.

La respuesta de la Administración educativa es dar plazas a los dos niños en una residencia escolar de Alcalá la Real para que estén internos durante los días laborales. Una segunda opción es que los padres acepten una beca de unos 120 euros anuales para transporte. A más largo plazo se podría establecer la parada de autobús que los padres reclaman, pero siempre después de pasar por un rosario de permisos y administraciones antes de que sea efectivo.

El problema, según el delegado de Educación, radica en que el vial por el que tiene que transitar el autobús escolar tiene unas dimensiones en algunos puntos de 3 metros. 'Es un recorrido que puede implicar peligro, por lo que necesitamos informes favorables que digan que esa ruta se puede hacer', destacó Jurado.

El entramado burocrático implica que ahora Tráfico haga un informe más, con el que Obras Públicas elaborará un dictamen para indicar si el recorrido es seguro. Sólo una vez superadas todas estas barreras, Educación cambiaría el convenio con el transporte escolar para llevar un autobús junto a las viviendas de los menores.

'Estos niños sólo podrían ir a clase si anduviesen cada día siete kilómetros por el campo, solos, porque nosotros, trabajando, no los podemos llevar', lamentó Angela Alcaraz. 'Necesitamos el trabajo para tener ingresos, no tenemos alternativa, y lucharemos hasta conseguir que les garanticen su derecho a la educación', añadió la madre.