EE UU ha usado toda su influencia para lograr apoyos

El pasado fin de semana, Jag-dish Koonjul, el representante de las Islas Mauricio ante la ONU, uno de los 10 miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, fue convocado urgentemente a su capital, Port Louis, para recibir una seria reprimenda. Koonjul había cometido el error de haber expresado con demasiada timidez el respaldo incondicional de Mauricio a la resolución estadounidense sobre Irak. Era una falta imperdonable para un país que recibe una cuantiosa ayuda de Washington y espera recibir la visita de Bush en enero.

Koonjul ha vuelto a Nueva York y hoy apoyará sin reservas la propuesta de EE UU, de la que ayer se seguían ultimando los detalles.

El incidente ilustra hasta qué punto el poder de EE UU ha sido el tema fundamental del debate sobre Irak: el poder de disuasión sobre los países del Consejo, pero sobre todo el poder y la amenaza de actuar en solitario, amparado por la nueva doctrina de Bush que justifica la táctica de los ataques preventivos. En estas ocho semanas de tortuosas negociaciones, los esfuerzos diplomáticos se han centrado en mantener a Washington en el marco de la ONU y evitar que se tome la justicia por su mano.

Reglas del juego

'EE UU debe entender que la diplomacia multilateral no es una diplomacia unilateral aceptada por el resto', aseguraba hace poco un diplomático. Francia nunca ha ocultado que su principal preocupación al enfrentarse a Washington ha sido preservar 'las reglas del juego' internacional. París considera que la resolución final influenciará el proceso de toma de decisión en futuros conflictos. 'El uso de la fuerza sólo debe permitirse en caso de legítima defensa o por decisión de una autoridad internacional', resaltó el presidente francés, Jacques Chirac.

De aprobarse, la resolución será una victoria personal para Colin Powell. El secretario de Estado estadounidense ha cancelado una gira por Asia para seguir los últimos momentos de la votación. Al poner su credibilidad y parte de su prestigio en la balanza, Powell también se ha convertido en un factor de peso en las deliberaciones.

Muchos países ven en Powell a su único aliado en el seno de un Gobierno ultraconservador. 'Queremos un buen texto pero no queremos dar a Powell el beso de la muerte', comentaba una fuente diplomática. Fue Powell quien instó a Bush a presentar su caso contra Irak ante la Asamblea General, el pasado 12 de septiembre, en contra de la opinión del Pentágono e incluso de la vicepresidencia.

Al final, ningún país del Consejo de Seguridad, incluso Siria que parecía inclinarse ayer hacia un voto a favor, querrá arriesgar sus relaciones con EE UU por una guerra contra un régimen como el de Sadam.