España recuerda que 'la Unión Europea no es un club cristiano, pero sí un club laico'
Bruselas reacciona con recelo y asegura que juzgará al nuevo Gobierno turco por sus actos
El Gobierno español considera que el triunfo islamista en Turquía no deberá dificultar las negociaciones de adhesión de ese país a la Unión Europea, pues, como dijo ayer la ministra de Exteriores, Ana Palacio, 'la UE no es un club cristiano'. No obstante, teme que puedan surgir problemas debido a la incertidumbre derivada de la irrupción en la historia moderna turca de unas autoridades confesionales. 'Esperemos que un Gobierno islamista pueda continuar por la vía de la aproximación a Europa y el respeto de los compromisos adquiridos', añadió Palacio.
Otras fuentes diplomáticas matizaron la posición de la ministra: 'La UE no es un club cristiano, pero sí un club laico'. Lo que quiere decir que, si el Gobierno que presumiblemente forme Racep Tayyip Erdogan respeta la separación entre las instituciones religiosas y las del Estado, no habrá problema. Si intenta introducir la sharía (ley islámica) como parte del Derecho turco, el camino de Turquía hacia Europa quedaría en principio cerrado. Pero si en cambio lograran crear un régimen islámico que no sea confesional, podría ser una experiencia interesante y trasladable a otros países, afirman las fuentes.
'La UE fijó en Copenhague criterios claros en materia de libertades y derechos humanos que tienen que cumplir los países candidatos. Si Turquía los cumple, en un plazo breve podrían comenzar la negociaciones', reiteró Palacio.
Hay otro elemento que preocupa en el Ministerio de Exteriores, más allá del problema de los derechos humanos (que tras la última reforma legislativa aprobada por el Parlamento turco a comienzos del verano está bajo observación a la espera de que se apliquen). El resultado electoral no incide a corto plazo sobre ese proceso. Resulta, en cambio, una incógnita cómo pueden reaccionar los militares. Fuentes diplomáticas recuerdan que el papel de los militares en las democracias europeas 'está muy claro', y que cualquier interferencia castrense en la política alejaría a Turquía de la UE. Una última incógnita se refiere a la actitud que puede adoptar Alemania, ya que, si cambió recientemente su rechazo de la apertura de negociaciones con Turquía por un apoyo pleno, tal vez modifique de nuevo su posición.
Desde el punto de vista español es cuestión de esperar y 'ver cómo se comporta este partido islámico que se autoproclama moderado'. Pero la esperanza no es muy firme. 'Con otro resultado electoral', advierte una fuente diplomática, 'estaba clarísimo que en el próximo Consejo Europeo, a mediados de diciembre en Copenhague, se hubiera dado una fecha indicativa para el inicio de las negociaciones con Turquía. Ahora, eso es sólo una posibilidad'.
España, como país sensible a los consejos de Washington, que favorece el ingreso de Turquía en la UE, apoyó en el Consejo celebrado por los Quince este mes en Bruselas que la UE diera a Turquía, incluso antes de las elecciones, alguna señal de que el inicio de las negociaciones está próximo, siempre que cumpla los criterios de democracia que se le exigen.
Bruselas, por su parte, recibió con recelo el triunfo de los islámicos turcos. La Comisión Europea se limitó en un comunicado a 'tomar nota' de los resultados y a decir que 'seguirá de cerca' lo que haga el Gobierno sin felicitar a los ganadores, mientras el Consejo lo hizo y señaló que ahora espera conocer cómo será el nuevo Gobierno de Turquía, es decir, como interpretan fuentes del Consejo, si en el nuevo Ejecutivo figurarán islamistas en carteras clave del Gabinete como Exteriores o Defensa.
En el comunicado de la Comisión se indica que ahora el Ejecutivo comunitario 'espera que Turquía reafirme sus compromisos a favor de las reformas', porque los dos partidos que tendrán amplia representación en el Parlamento turco 'han anunciado que realizarán una política proeuropea'. El alto representante para la Política Exterior de la UE, Javier Solana, fue más positivo: las elecciones han constituido 'un claro testimonio de la madurez democrática de Turquía', porque sus ciudadanos 'han expresado su voluntad a favor de la democracia y la prosperidad'.
Tanto el Consejo como la Comisión coincidieron en asegurar que las instituciones europeas trabajarán con las nuevas autoridades turcas. El principal objetivo de Turquía en esos contactos, como en los últimos meses, consistirá en que los Quince fijen en Copenhague un horizonte temporal para iniciar las negociaciones de adhesión, a la que aspira desde 1987.
El mes pasado, la Comisión aseguró que aún no cumple los requisitos políticos ni económicos para negociar con la UE. Pese a todo, el Reino Unido, Grecia, Alemania, Francia o España (y EE UU que presiona al respecto) se han mostrado proclives a fijar ese horizonte, aunque sin fecha fija, mientras otros, como Austria o Luxemburgo, son contrarios y los resultados del domingo pueden reforzar sus posiciones.
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