La amenaza insípida
Sustancias químicas nocivas están presentes en el agua de ocho municipios andaluces
Desde hace años se sabe que el cloro, agente químico que no tiene competencia en la desinfección de aguas destinadas al consumo humano, es capaz de reaccionar con la materia orgánica que transporta el líquido cuando llega a las plantas de tratamiento, originando una serie de subproductos denominados, en su conjunto, trihalometanos. Estas sustancias pueden provocar daños hepáticos y renales, y de acuerdo a las investigaciones realizadas por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), algunas de ellas, como el cloroformo o el bromodiclorometano, son 'posiblemente cancerígenas'.
En España algunos especialistas ya habían advertido la presencia de estos agentes químicos en el agua que se consumía en algunas localidades, cuestión que originó una cierta alarma social en el otoño de 2001. En aquella ocasión, investigadores catalanes señalaron que el riesgo de contraer cáncer de vejiga se incrementaba en un 20% en aquellas zonas donde la presencia de estas sustancias era elevada y la ingesta se dilataba durante largos periodos de tiempo.
La cuestión ha vuelto a ser examinada este año por la OCU que se ha embarcado en el primer estudio, a escala nacional, en el agua de 88 localidades. En Andalucía, las analíticas se han llevado a cabo en 18 municipios, aunque la colaboración de los correspondientes ayuntamientos haya sido desigual. Junto a las ocho capitales, también se ha revisado la situación en Lepe y Nerva (Huelva), Utrera y Écija (Sevilla), Palma del Río (Córdoba), Algeciras (Cádiz), Marbella (Málaga), Andújar (Jaén), Motril (Granada) y Garrucha (Almería).
En lo que respecta a los trihalometanos, el estudio toma como referencia los índices que se barajan en la nueva normativa que regulará la calidad de las aguas de consumo humano, disposición que está a punto de dictarse y cuyo retraso ha motivado una llamada de atención por parte de las autoridades de Bruselas. En este caso se limita la presencia de estas sustancias a un valor máximo de 100 microgramos por litro, aunque se fija un periodo transitorio de cinco años durante los que pueden llegar a alcanzarse los 150 microgramos por litro.
En Andalucía, cuatro municipios (Algeciras, Málaga capital, Motril y Palma del Río) ofrecen a sus habitantes agua en la que los trihalometanos alcanzan un nivel situado justamente entre esas dos cantidades, la del valor límite y la del valor de transición, es decir, entre 100 y 150 microgramos por litro. En otras dos localidades (Garrucha y Córdoba capital) se alcanzan niveles por encima del valor de transición, y, lo que es más grave, en uno de estos dos enclaves se ha descubierto una situación que la propia OCU destaca en su informe como la más preocupante de las analizadas en todo el país. El agua que se consume en la barriada de Cerro Muriano, incluida en el término municipal de Córdoba capital, puede considerarse, a juicio de este colectivo, 'como tóxica a corto o medio plazo, ya que la cantidad de cloroformo detectada supera el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud'.
Además de los trihalometanos, el estudio incluye analíticas referidas a compuestos volátiles y herbicidas. Los primeros forman parte de la composición de disolventes, gasolinas y productos de limpieza, y suelen incorporarse al agua mediante vertidos intencionados o accidentales. El abuso de los segundos en algunos cultivos, o su mala utilización por parte de los agricultores, determina su presencia en cauces, embalses o acuíferos.
Los datos recopilados por la OCU indican que los compuestos volátiles, potencialmente cancerígenos en algunos casos, no aparecen en las aguas andaluzas examinadas, al menos en cantidades que pudieran suponer algún riesgo para la salud. Los herbicidas de la familia de las triazinas, los más usados y los que presentan un mayor índice de persistencia en el medio ambiente, sí que han aparecido en el líquido que dispensan los grifos de Málaga capital, Andújar, Córdoba capital (de nuevo en la barriada de Cerro Muriano, pero también en la de Santa María de Trasierra), Écija y Palma del Río.
En Málaga capital la presencia de herbicidas se considera tolerable, exceptuando el distrito de Churriana, donde se supera el límite permitido en la actualidad (0,1 microgramos por litro). En Andújar también se supera ese límite para el herbicida conocido como simazina, al igual que ocurre en Santa María de Trasierra y Palma del Río.
Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Cloro sin competencia
Cuando en algunos países comenzó a polemizarse a cuenta de los efectos indeseables que causaba la cloración del agua de consumo humano, los especialistas en esta materia se apresuraron a neutralizar aquellas corrientes de opinión que abogaban por una drástica reducción en el uso de esta sustancia e, incluso, su abandono y sustitución por otros agentes desinfectantes.A efectos sanitarios, los beneficios que reporta el cloro en el tratamiento de aguas son infinitamente mayores que los riesgos que puede acarrear. Es preferible limitar la presencia de materia orgánica en las aguas a tratar, evitando así las reacciones que dan lugar a estas sustancias nocivas, o disponer de sistemas de depuración capaces de retener estos elementos (filtros de carbón activo), antes que reducir las dosis de cloro por debajo de lo aconsejable. Y en lo que se refiere a los herbicidas, la responsabilidad recae en los agricultores, que los usan de manera desmedida o los aplican de forma errónea, de tal manera que sus residuos llegan con facilidad a las aguas superficiales o subterráneas. En este caso solo cabe mejorar la cualificación de los trabajadores del campo, y evitar el consumo desproporcionado de éstos y otros agentes químicos (como los abonos nitrogenados), de grave impacto. Ya en 1999, y mediante un decreto dictado por la Consejería de la Presidencia, el Gobierno andaluz determinó la existencia de enclaves vulnerables a la contaminación por nitratos en 92 municipios de la región, con una clara concentración en las provincias de Sevilla (25 municipios) y Granada (22). Los nitratos, que proceden de los fertilizantes agrícolas y afectan a la potabilidad del agua, suelen estar presentes en terrenos del valle del Guadalquivir (Sevilla, Córdoba y Jaén), comarca de Antequera (Málaga), vega de Granada y determinadas zonas agrícolas de la costa atlántica y mediterránea.
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