Israelíes y palestinos dialogan en Formentor

Simón Peres, en sus últimas horas como ministro de Asuntos Exteriores de Israel, ya que la dimisión que presentó el jueves surtió efecto anoche, invitó ayer a las dos partes del conflicto de Oriente Próximo a que acepten finalmente 'el plan de paz del Cuarteto' constituido el pasado mes de mayo en Madrid por la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y Naciones Unidas. Saeb Erekat, ministro de Planificación palestino y uno de los más destacados negociadores del equipo de Yasir Arafat, consideró también más necesaria que nunca la intervención del Cuarteto.

Fue el único punto de acuerdo de estos dos dirigentes, que llevaron ayer la voz cantante del debate sobre Perspectivas de reactivación del diálogo político en el Mediterráneo, organizado por el Foro de Formentor de la Fundación Repsol YPF. El resto del encuentro, moderado por la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, sirvió para reiterar un conocido cruce de acusaciones: Erekat denunció que su pueblo está siendo materialmente destruido por los ejércitos de Sharon y Peres le respondió que eso no ocurre por casualidad, sino por la incapacidad de Arafat para controlar el terrorismo.

'Nunca me he sentido tan solo como político moderado. Estamos aislados, estamos siendo asesinados, y echar la culpa a los palestinos, a Arafat, no cuesta nada. Es gratis', dijo Erekat, tras recordar la estadística del desastre: 'Los palestinos no tenemos exportaciones ni importaciones. Este año, el 50% de los niños son analfabetos y el 50% de las mujeres embarazadas están anémicas. Y no es consecuencia de un terremoto, sino que es una imposición de Israel, que pretende justificarse por razones de seguridad'.

'La pregunta no es si los palestinos sufren o no, ya que es claro que sufren. La pregunta es ¿por qué ocurre esto?', dijo Peres, antes de afirmar que Israel ofreció 'paz y territorios' en 2001 y que los palestinos se negaron. 'No se comportaron como interlocutores fiables'. 'El problema ahora no es la composición del Gobierno palestino, sino si es capaz o no de controlar la violencia y el terror', dijo. 'La solución está en sus manos, no es las nuestras', concluyó.

'¿Cómo se puede gobernar bajo la ocupación?', replicó el ministro palestino, que señaló que los interlocutores no fiables son los israelíes, porque siguen extendiendo los asentamientos, a sabiendas de que son incompatibles con la paz, y destruyendo sin freno.

Peres reiteró que su país no tiene intención de ocupar ni de destruir porque sí, y lo justificó diciendo que Israel no hace nada de eso en Jordania, aunque la mayoría de los jordanos son palestinos. Según el dirigente israelí, el problema no deriva de 'un choque de civilizaciones, sino de un choque de generaciones', de una generación 'que vive en el pasado' y no entiende que sin democracia y libertad no puede haber desarrollo. Ahí, añadió, se gesta el terrorismo. Para Erekat el terrorismo surge precisamente del 'colapso del mundo palestino, porque Bin Laden no es una persona, sino un fenómeno'.

Si hace un año el diálogo pareció encontrar una esperanza de desbloquearse en este mismo Formentor, cuando Aznar logró reunir a Yasir Arafat y Simón Peres bajo los auspicios del presidente egipio, Hosni Mubarak, hoy es claro que ese horizonte está cerrado. Por ello, Peres, que debe volver a construir su papel político desde la oposición, manifiesta un afecto por el Cuarteto que el Gobierno de Sharon, con el que ha cooperado durante años, nunca tuvo.

El plan de paz del Cuarteto no es en realidad más que una serie de medidas de emergencia, entre ellas el fin de la ocupación israelí y la reconstrucción de la Autoridad Palestina, consideradas indispensables para que israelíes y palestinos retomen el proceso de paz que iniciaron en Oslo.