Fantástico con mensaje
Ahí queda eso: en un mundo en el que han despertado los dragones, en el que todo ha quedado arrasado por la voracidad ígnea de las malvadas criaturas. Pero, como en Astérix, una aldea resiste, allá en el profundo sur inglés, el atroz reino de muerte y dolor. Y hasta allí llega, y a pesar de que si algo dominan los dragones es justamente el cielo... ¡nada menos que un grupo de soldados de Kentucky, helicópteros incluidos, toma ya!
O sea, que de ciencia-ficción nada, y de fantástico, menos: a pesar de las maquetas, de los monstruos volantes, del ambiente posdestrucción masiva, al estilo Mad Max, de lo que aquí va la cosa es del recordatorio de la necesidad de que dos aliados históricos, Gran Bretaña y Estados Unidos, y bajo la dirección militar (por supuesto) de este último, se enfrenten al Mal con mayúsculas, a la destrucción sin nombre. Habrá quien quiera verla como un filme de género, y allá él.
EL IMPERIO DEL FUEGO
Director: Rob Bowman. Intérpretes: Matthew McConaughey, Christian Bale, Izabella Scorupco, Gerard Buttler, Scott James Moutte. Género: fantástico, Gran Bretaña-Irlanda, 2002. Duración: 101 minutos.
De ser así, tenga presente que la película es un monumento al quiero y no puedo, una aparentemente lujosa superproducción que, en realidad, está hecha con dos duros, mucho efecto digital y actores en horas bajas (McConaughey, Bale). Que la historia estrictamente guerrera, es decir, el enfrentamiento entre ingleses y americanos, primero, y la necesaria cooperación contra El Dragón -porque hay uno así, con mayúscula: el padre de todas las destrucciones ¿les suena?-, después, es más bien parca, por no subir el tono y decir que patética. Y que la historia sentimental, que también la hay, como mandan los cánones, es de una pudibundez digna de mejor causa.
Babelia
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