Una úlcera acabó con Napoleón
OCTAVI MARTÍ | París
Por fin el emperador descansará tranquilo. En 1961, el estomatólogo sueco Sten Forshfvud lanzaba la hipótesis de que Napoleón había muerto envenenado por arsénico. Enseguida se sumaron otras voces a la tesis, sin duda más novelescas que la de una complicación cancerosa de una úlcera gástrica. Ahora otros científicos creen poder desmentir la idea del asesinato o suicidio por arsénico a partir de análisis más precisos y sobre todo de mejores razonamientos.