_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La hora de Lula

El presidente más votado de la historia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha inaugurado con su victoria lo que él mismo llama 'una nueva era'. No lo es sólo para el país más poblado de América Latina, sino para toda la zona. Ha obtenido el 61,3% de votos (frente al 46% de la primera vuelta) y con ellos una ola de esperanza entre los brasileños a la que ahora deberá responder con un programa que conjugue crecimiento económico y lucha contra una desigualdad social que ha aumentado de forma alarmante en su país y en toda América Latina. La dimensión social debe pasar también a formar parte de la ortodoxia económica en esta parte de las Américas.

El ex obrero metalúrgico que inició un movimiento sindical en plena dictadura y en 1980 fundó el Partido de los Trabajadores (PT) es bien diferente al político que por vez primera intentó alcanzar la presidencia de Brasil en 1989. Y éste era a su vez distinto del que ha ganado las elecciones de 2002. Sin renunciar a sus valores básicos, ha arrumbado las recetas neocomunistas y populistas en favor del pragmatismo, en un mensaje reforzado por su elección como vicepresidente del empresario José Alencar, del pequeño Partido Liberal. Lula ha puesto en el centro de su promesa política no sólo el crecimiento económico, sino la inclusión social, la reforma agraria y la lucha contra la miseria.

El PT, experiencia prácticamente única en América Latina, ha dado pruebas de buena gestión en algunos Estados de Brasil, y desde el municipio del famoso Porto Alegre ha puesto en práctica el innovador 'presupuesto participativo', por el que los vecinos deciden de forma casi asamblearia la asignación de gastos.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

A pesar de los esfuerzos del presidente saliente, el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, el Brasil que hereda Lula es un enjambre de gigantescos problemas, con una deuda pública difícil de gestionar en sus plazos actuales, una economía casi estancada, una inflación del 21% y una desigualdad social a punto de reventar. ¿Sabrá Lula inventar un nuevo modelo de política socioeconómica? Si frustra las esperanzas que despierta entre sus bases, Brasil puede dar marcha atrás, y si no vuelve a reactivar la economía, también. Se va a ver atrapado entre dos fuegos: el del realismo de los mercados, que ayer reaccionaron positivamente pero que están al acecho, y las esperanzas de sus votantes, que esperan más justicia social. Lula se ha comprometido a cumplir con la ortodoxia presupuestaria del Fondo Monetario Internacional para obtener el préstamo de 30.000 millones de rescate de Brasil. La clave para cuadrar el círculo brasileño está en una reforma fiscal que consiga realmente que el Estado recaude más.

A pesar de su victoria aplastante frente al socialdemócrata José Serra, Lula puede acabar necesitando el concurso de esa formación para llevar a cabo sus reformas. El PT, con sus 91 escaños, se ha convertido en el primer partido, pero en un Congreso atomizado donde no tiene una mayoría suficiente, como no la tiene en los Estados federados de un país ingobernable sólo desde el centro. Al PT se le han escapado Estados cruciales como Río de Janeiro, São Paulo y Río Grande do Sul. Una parte de las intenciones de Lula quedará desvelada hoy con la formación del equipo, previsiblemente de coalición, que ha de conducir el cambio de Administración que culminará el 1 de enero de 2003.

Dado su peso y alcance, este triunfo marca una divisoria de aguas en América Latina, donde la izquierda ha crecido tras una década ortodoxa en buena parte fallida. Como en Brasil, otros procesos democráticos han llevado al poder a dirigentes de origen modesto, lo que representa un cambio de envergadura. Ahora bien, no todos los países ni sus gobernantes son iguales. Brasil no es Venezuela, y Lula no es Chávez. La apuesta de futuro que han hecho los brasileños requiere un apoyo internacional. Éste es un país demasiado importante para toda la zona y para el conjunto de las Américas como para no prestarle la atención que requiere, siempre que los brasileños empiecen por ayudarse a sí mismos, reinvirtiendo en su propio país el dinero que algunos han sacado a raudales. Si difícil le ha resultado llegar a la victoria, más aún es lo que le queda por hacer para que la hora de Luiz Inácio da Silva llegue a convertirse en lo que algunos ya anuncian como 'la era de Lula'.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_