El Pinós acoge la primera experiencia de vivienda común para braceros extranjeros

La mano de obra extranjera se ha convertido en la última década en imprescindible para la agricultura alicantina. Según la Unió de Llauradors, unos 11.000 inmigrantes trabajan legalmente en el campo, el resto son agricultores autóctonos encargados de las labores de coordinación y de control. Esta exclusividad de braceros foráneos acarrea otro problema: la falta de una red de alojamientos para acoger a los braceros durante la época de cosecha. El Pinós (Vinalopó Mitjà) es el primer municipio valenciano que ofrece vivienda semigratuita a los temporeros. La Unió, promotora de la iniciatica, asegura que la pionera medida garantizará la mano de obra del sector y elimirá las bolsas de marginalidad.

Un albergue, propiedad de una orden religiosa, situado en la partida Los Encéberes a cinco kilómetros de El Pinós, ha sido el centro elegido. El inmueble, con una capacidad de 90 plazas, es el alojamiento de una treintena de jornaleros durante la campaña de la vendimia. El 90% de los gastos del albergue corre a cargo de los empresarios y el resto es sufragado por los extranjeros.Norteafricanos y suramericanos, en gran mayoría, conviven armoniosamente. Apenas un puñado de reglas para mantener en condiciones idóneas el albergue. 'Jamás ha habido ningún problema de convivencia', explica Lourdes García, encargada de supervisar el funcionamiento del centro.

La Unió de Llauradors ha reclamado en reiteradas ocasiones la mediación de la Generalitat para estabilizar la mano de obra extranjera de la que se nutre en exclusiva el sector. La desidia de la Generalitat ha llevado al el sindicato a poner en marcha este alojamiento comunitario para inmigrantes en El Pinós.