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XXII EDICIÓN DE LOS PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Rutford afirma que la Antártida es un tesoro lleno de datos

'Aunque sea un lugar remoto, si queremos comprender nuestro planeta debemos analizar la Antártida porque es un depósito de información', explicó ayer Robert Rutford, ex presidente y miembro del Comité Científico para la Investigación de la Antártida (SCAR), a un nutrido grupo de alumnos y profesores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Oviedo.

SCAR, órgano permanente del Tratado Antártico con sede en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), recibirá hoy en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional como ejemplo de la colaboración pacífica de 67 países -27 de los cuales son miembros de SCAR- en el ámbito de la investigación científica y en un continente desmilitarizado.

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Rutford, catedrático de la Universidad de Dallas (Tejas, EE UU), subrayó la imperiosa necesidad de la colaboración internacional, pero también interdisciplinar, que consideró 'esenciales', para estudiar los secretos que sobre nosotros mismos, el clima, la capacidad de adaptación de los seres vivos a las más adversas condiciones, la capa de ozono y otros fenómenos se conservan aún como un arcano en el continente austral, y que la comunidad investigadora mundial trata de desentrañar en una de las aventuras científicas más apasionantes.

Protegido por un estatus único que garantiza la convivencia pacífica en su superficie helada, la Antártida es , según Rutford, un 'espacio libre para el intercambio de ideas y de proyectos'. Algunos alumnos y profesores plantearon la inquietud de que, exento de tensiones militaristas entre las potencias mundiales, acabe convirtiéndose en un ámbito de competencia empresarial de las grandes multinacionales para explotar sus recursos inéditos. Rutford no está inquieto: 'En la Antártida no hay nada que merezca el interés económico. No creo que las empresas estén muy interesadas', adujo. No obstante, el Protocolo de Madrid, pactado en 1998, introdujo una cláusula que preserva al continente de la explotación minera durante el próximo medio siglo.

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