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El solitario falso y el tabú familiar

La polémica no tardó ni dos minutos en aparecer en la rueda de prensa matinal. Flotaba en el aire el estupor que produjeron (incluso entre sus amigos) las declaraciones de Castilla del Pino a Arcadi Espada en la entrevista publicada en El País Semanal del 22 de septiembre pasado. En ella, el psiquiatra hablaba (por primera vez, a bocajarro y sin concesiones al sentimentalismo: como un psiquiatra) de las sensaciones que le produjeron las muertes de algunos de sus hijos, y comparaba su impacto emocional con el daño que causó a su vida profesional la pérdida de la cátedra de Psiquiatría de Madrid, en 1960.

Ayer, Castilla matizó sus palabras, si bien se atribuyó toda la responsabilidad de lo dicho ('me enviaron la entrevista y fui muy respetuoso con el texto') y reafirmó las ideas básicas: 'Hubo un equívoco: el entrevistador creía que existe un barómetro rígido de sufrimientos, un termómetro de dolores, y para mí eso es completamente falso. Las personas, sean hijos, padres, madres o amigos, nunca representan lo mismo. No todas son amigos, aunque mueran. Y por lo tanto el dolor que sentimos cuando mueren unos u otros no es igual'.

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Luego aclaró: 'Lo que quise decir es que, en el orden de aceptación de mi trayectoria vital, significó más la pérdida de la cátedra, ese fracaso vivido a mis 38 años, en pleno entusiasmo, cuando trataba de crear una escuela... Eso refractó por completo mi trayectoria. La muerte de mi hija me causó enorme dolor, pero no afectó a mi trayectoria profesional'.

Castilla del Pino es consciente de haber roto un tabú al sacar a la luz sentimientos íntimos, al hablar de muertes tan inmanejables para la gente común como las de los hijos (y quizá en su segundo tomo de memorias vuelva a hacerlo). 'En España, la hipocresía social que rodea a la familia es muy grande', dijo ayer. 'El otro día, tres pacientes me contaban cosas terribles de sus madres, pero los tres decían: 'Cuidado, que mi madre es la mejor madre del mundo'. La familia se sigue viendo como una cosa sagrada, pero me parece que está claro que las hay mejores, peores y regulares. Incluso hay padres que asesinan a sus mujeres'.

Tras la rueda de prensa, su amiga Amelia Valcárcel, catedrática de Ética en Oviedo, quiso desdramatizar y desmontar esa supuesta imagen de frialdad: 'Es verdad que suele preservar su yo íntimo, pero es uno de los mejores amigos que se puedan tener. Se preocupa por tu vida, por tu salud, por el tono moral y social del país... Es un observador que vive su tiempo con la gente. Esa imagen de lobo solitario que se ha construido es falsa. Si convives con él, es lo contrario: un amigo cordial que siempre te impide meterte donde duele. Así que a ver si le quitamos ya esa fama de ogro'.

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