'Universo Gaudí' entra en la mente y en el taller del arquitecto
Se inaugura en el Reina Sofía una exposición de 450 piezas
El Año Internacional Gaudí comenzó ayer en Madrid con la exposición Universo Gaudí, inaugurada por el Príncipe de Asturias en el Museo Nacional Reina Sofía (Santa Isabel, 52). Las 450 piezas que forman el montaje pretenden entrar en la mente y en el taller de Antoni Gaudí (Reus, 1852-Barcelona, 1926), según el comisario, el historiador Juan José Lahuerta. 'Las estancias mentales nos llevan a un artista comprometido con su época'.
El Reina Sofía presentó ayer una nueva versión de la exposición Universo Gaudí, organizada por el museo y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde formó parte de los actos centrales del Gaudí 2002. El arquitecto Juan Navarro Baldeweg ha proyectado el montaje 'en un vaivén de lo interior a lo exterior', para entrar en el mundo imaginario y en los elementos físicos de su taller, 'una oscilación entre el mundo pensado y el mundo experimentado'. 'Gaudí es un genio enorme, muy profundo', afirma.
'La exposición entra en un mundo muy complejo. La intención es imaginar la cabeza de Gaudí como un taller lleno de estancias mentales, con ventanas que se abren a mundos y direcciones diferentes', declara Juan José Lahuerta, autor de Antoni Gaudí, 1852-1926. Arquitectura, ideología y política (Electa, 1999). 'Gaudí es un personaje rodeado de mitos y mistificaciones, presentado como un genio solitario, un incomprendido, al margen de la sociedad. La exposición demuestra que Gaudí pertenece a su época, comprometido con los movimientos artísticos y formas ideológicas de su tiempo. No es un genio desde una imaginación sin raíces, sino un creador en el cambio de siglo, con una obra de grandes tensiones que recibe de los movimientos estéticos, artísticos y arquitectónicos'.
El esqueleto de Gaudí, como el que figura en el montaje, se forma con sus estudios de la geometría y estructuras, las esculturas abstractas, sus técnicas que anuncian la arquitectura moderna, pero la exposición quiere añadir 'la sangre y la carne, con la mentalidad de artista', según el comisario.
Yesos de Rodin
Lo que Gaudí veía durante su formación de estudiante forma la primera sección del montaje, con diversas estancias estéticas y mentales de la segunda mitad del siglo XIX. Con los dibujos de estudiante aparecen los personajes y tendencias del momento, como los prerrafaelitas, Ruskin, Morris, Viollet-le-Duc, el arte total de Wagner, el simbolismo y las exposiciones universales. 'Esta cultura visual formaba gigantescos collages que después se convertían en su obra', dice Lahuerta. El taller aparece en el centro de sus proyectos, como el taller de un escultor, lleno de yesos, fotografías, apuntes y ensayos que realizaba al pie de la Sagrada Familia. En paralelo, el trabajo de Rodin, con los moldes del natural y los procesos similares de trabajo.
La tercera sección abarca las interpretaciones que realizan las vanguardias, sobre todo el expresionismo, el surrealismo (el mundo de los sueños) y el racionalismo (construcción de geometría compleja). Se han colocado dibujos, cuadros y fotos de Dalí -con Retrato de Emilio Terry dibujando, de 1934, adquirido recientemente por la Fundación Gala-Dalí- Man Ray, Masson, Dora Maar, Brasaï; dibujos de Le Corbusier, piezas de Schwitters, y numerosos ejemplos de arquitectura fantástica, con obras de Guimard, Gaudí, Sardou y Cadier. El montaje termina con las exposiciones del MOMA, homenajes (Miró) y la influencia en el Dau al Set y el primer Tàpies. Para el director del CCCB, Josep Ramoneda, se presenta 'la normalidad artística' de su tiempo y no el Gaudí 'místico, genio, santo y nacionalista'. 'Es una lectura moderna', según Daniel Giralt-Miracle, comisario de Gaudí 2002. La exposición, patrocinada por Repsol YPF, con la colaboración de Copcisa, estará abierta hasta el 6 de enero, acompañada de catálogo, cuaderno didáctico, servicio de audioguías y una sala de lectura.
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