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El Banco de Francia se alza contra la indisciplina presupuestaria de su país

El gobernador del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet, llamó ayer al orden a su Gobierno al pedirle que reduzca el déficit público desde 2003, lamentando la 'falta de ambición' de ciertos países para conducir las finanzas públicas hacia el equilibrio. El gobernador se desmarca así del poder ejecutivo, que en la noche del 7 al 8 de octubre confirmó su negativa a reducir en un 0,5% el déficit estructural de su país el año próximo, durante la reunión de los ministros de Finanzas de la zona del euro.

La política presupuestaria continúa siendo una competencia nacional en la zona del euro, pero la fuerza de la moneda común depende de la voluntad de adoptar disciplinas comunes. No es éste el sendero seguido por Francia: en los últimos meses se han sucedido la negativa a abordar la reforma de la Política Agrícola Común, el rechazo a la reducción del déficit y la negativa a concretar la apertura de los mercados de gas y de la electricidad a los clientes particulares. París nunca ha estado tan cerca de la política de la silla vacía practicada por el general De Gaulle, que retiró a los representantes franceses de las deliberaciones comunitarias hasta que consiguió el derecho de veto para los Estados en el seno de la Comunidad Europea.

El gobernador del Banco de Francia no pudo tirar ayer con más fuerza de la señal de alarma: 'Algunos países manifiestan una ambición insuficiente para conducir las finanzas públicas hacia el equilibrio'. 'En el caso francés, no puedo más que desear, muy ardientemente, que podamos reducir desde el año próximo nuestro déficit estructural en un 0,5%; y que desde 2006 podamos encontrarnos cerca del equilibrio o en situación excedentaria', destacó.

Francis Mer, el ministro de Economía, había justificado la negativa a reducir el déficit por la prioridad concedida a los gastos militares, que aumentarán 6.400 millones de euros en 2003. La cifra, en todo caso, representa una pequeña parte de un déficit global cifrado en 45.000 millones. El presidente francés, Jacques Chirac, ha intentado reunir apoyos en otros países europeos para excluir los gastos militares de los criterios del Tratado de Maastricht; cabe preguntarse si el fracaso de esa iniciativa tendrá algo que ver con la negativa francesa a reducir el déficit.

Junto con los gastos militares, Francia ha presupuestado incrementos importantes de los aparatos policial y de la justicia, sin perjuicio de rebajar los impuestos para cumplir con las promesas electorales de Chirac. Cada día que pasa es más insegura la hipótesis de crecimiento (2,5% del PIB) con la que se ha confeccionado el presupuesto de 2003.

A pesar del papelón desempeñado el lunes antes sus colegas de la zona del euro, Francis Mer parece dispuesto a empeñarse en la batalla de que su país acepte un plan de rigor propio de las épocas de vacas flacas. Dos días después de comunicar el no francés a bajar el déficit, Mer compareció ante la Cámara de Diputados para decirles que se vayan preparando: 'A partir de 2004', Francia tendrá que caminar 'hacia la disciplina y el rigor'.

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