Guillermo Carnero publica un poemario sobre el desencanto
El verano inglés (1999), su poemario anterior de temática amorosa, se llevó los premios más prestigiosos: el de la Crítica, el Nacional de Literatura y el Fastenrath de la Real Academia. Guillermo Carnero (Valencia, 1947) reaparece ahora con Espejo de gran niebla (Tusquets), una consecuencia de ese trabajo anterior y, por tanto, una reflexión sobre el paso del tiempo y el desencanto del amor.
Con Espejo de gran niebla, Carnero recupera también el empleo del poema extenso y discursivo que caracteriza toda su obra desde que publicó en 1967 Dibujo de la muerte. La idea de este especialista en literatura española de los siglos XVIII y XIX es que un escritor adquiere identidad escribiendo. Su obra poética es una consecuencia de sus experiencias personales tamizadas por la memoria y la propia escritura: 'Reflexiono sobre la persona que escribió El verano inglés, y cómo eso se ha convertido en un recuerdo y ha puesto en marcha el pensamiento emocional'.
Un regalo
La avalancha de premios y reconocimientos que provocó El verano inglés no parece haberle afectado. En poesía, asegura, el éxito es algo menor porque la poesía se lee poco, aunque siempre 'es un regalo y un estímulo que te los den'. Carnero, que ejerce como catedrático de Literatura en la Universidad de Alicante, fue uno de los poetas incluidos por José María Castellet en 1970 en su antología de los Nueve novísimos poetas españoles, pero él más que de novísimos prefiere hablar de la generación de los setenta.
Sobre la antología de los novísimos opina que 'fue necesaria y tuvo su importancia, pero los manifiestos y las situaciones de ruptura no se pueden prolongar. A partir de ahí cada uno ha seguido su camino. En mi segundo libro asumí lo que los críticos llaman la metapoesía y creo que seguí esa trayectoria hasta 1990 en que publiqué Divisibilidad indefinida, en el que había una afloración de la intimidad, y en esa línea me he mantenido', aclara el poeta. Ahora, tras el paso del tiempo cree que su generación se encuentra en un momento de madurez creativa. 'Conservando las características de ruptura de los setenta y el concepto de poesía reflexiva, la madurez personal ha hecho que todo eso se sintetice con una presencia del intimismo, la cultura y el pensamiento', explica Carnero, al tiempo que cita a los también novísimos Jaime Siles y José María Álvarez: 'Lo habremos hecho mejor o peor, pero hemos caminado por unos derroteros y los hemos sabido sintetizar'.
La discreción de Carnero se viene abajo cuando se la pregunta por la polémica antología Las ínsulas extrañas. La califica como un disparate absurdo y un genocidio y la pone como ejemplo de lo que Cernuda llamaba 'las supervivencias tribales'. 'Está escrita desde la envidia, el rencor y el amiguismo y esos vicios son los peores de la sociedad literaria. Las antologías no pueden hacerlas los poetas, sino los estudiosos', concluye el poeta.
Babelia
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