'La rebelión de las masas', de José Ortega y Gasset
EL PAÍS publica uno de los libros más lúcidos del pensador español más influyente
Fue una de las figuras esenciales de la cultura del siglo XX español, y lo fue porque su obra cubrió un amplísimo espectro de temas e inquietudes que preocupaban a la sociedad española de su tiempo, porque sus análisis los hacía con igual rigor cuando pretendía llegar a los más que cuando escribía para los muy iniciados. Ortega, catedrático de Metafísica de la Universidad de Madrid, con una formación académica en las universidades de Leipzig, Berlín y Marburgo, con una amplísima cultura y una extraordinaria capacidad de conexión con quienes carecían de similar bagaje intelectual, fue un sólido filósofo, un excelente escritor, un más que apreciable crítico literario -ahí están sus estudios sobre Gabriel Miró, Pío Baroja, Marcel Proust o Dostoievski, por ejemplo-, un intelectual comprometido con la política de su tiempo, un gran articulista -de ello queda constancia en La rebelión de las masas, el libro que mañana podrán comprar los lectores de EL PAÍS por tres euros- y un inestimable promotor de publicaciones que, como Revista de Occidente, permitieron abrir la cultura española a las corrientes e individualidades más interesantes del pensamiento contemporáneo internacional.
Es, probablemente, esa extraordinaria capacidad de 'tocar, y tocar bien, todos los palos', como diría un experto en flamenco, lo que permite comprender el que casi 50 años después de su muerte su obra siga manteniendo un gran interés para las generaciones posteriores y una obligada referencia cultural.
El libro y la crítica
En su libro póstumo Los Ortega (Taurus), el hijo menor del filósofo, José Ortega Spottorno, que fuera fundador y presidente de EL PAÍS, recordaba así la acogida que recibió La rebelión de las masas: 'Thomas Mann, en el New York Herald Tribune del 13 de septiembre de 1931, elogia La rebelión como 'una obra de excepcional acierto sobre la psicología del hombre-masa, desde el punto de vista cultural, el fenómeno más amenazante de nuestro tiempo'; y Hermann Hesse, por esas mismas fechas, recomienda la obra encarecidamente 'porque es uno de los libros en los que una época lucha por tomar conciencia y trata de dibujar su propio rostro [...], obra de uno de los pocos hombres que tienen un conocimiento verdadero de la esencia de la historia, y con ello, de la situación de la humanidad actual'. No fueron muchas las reseñas de este libro en su propia patria, pero esto no era inesperado porque nunca gozó Ortega -ni los grandes escritores de su tiempo- de demasiada atención por parte de los críticos españoles'.
Una vida intensa
José Ortega y Gasset nace en Madrid en 1883, segundo hijo de José Ortega Munilla, director de Los Lunes de El Imparcial y durante una época del propio diario liberal, del que fuera propietario su suegro, Eduardo Gasset. A los 21 años, después de doctorarse en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, Ortega amplía estudios en Alemania, en las universidades de Leipzig, Berlín y Marburgo, donde recibe la influencia del círculo neokantiano de Hermann Cohen. De vuelta en Madrid, obtiene la cátedra de Metafísica y sus clases y conferencias pronto comienzan a registrar una afluencia masiva. Ese mismo año, el filósofo contrae matrimonio con Rosa Spottorno, con quien tendría tres hijos.Su primer libro, Meditaciones del Quijote, publicado en 1914, ya recoge su famosa reflexión, 'Yo soy yo y mi circunstancia', con la que se distancia de la escuela escuela neokantiana, para desarrollar la razón vital y la razón histórica. Tres años después, su amigo, el empresario vasco Nicolás de Urgoiti, funda El Sol, diario en el que el filósofo ejerce una considerable influencia. El propio Ortega, descrito por su colaborador Fernando Vela como 'más que un hombre, un acontecimiento', lanza en 1923 la Revista de Occidente, publicación de referencia intelectual en la que colaboran autores como Lorca y Alberti y que permite introducir en España las ideas europeas de su tiempo. En 1929 publica, primero como un serial en El Sol, La rebelión de las masas, que le daría una repercusión mundial.Enfrentado a la monarquía y a la dictadura de Primo de Rivera, Ortega contribuye a la llegada de la II República, pero pronto se muestra desilusionado. El 3 de septiembre de 1931, perdido el control de El Sol, el periódico Crisol publica un artículo suyo que terminaba con una frase que pasaría a la historia: '¡No es esto, no es esto!'.Al estallar la guerra civil en 1936, Ortega se exilia a Francia, Holanda, Argentina y Portugal. En 1945, al terminar la II Guerra Mundial, y creyendo que esa circunstancia iba a provocar un cambio en la dictadura franquista, Ortega vuelve a España. De nuevo en Madrid, funda el Instituto de Humanidades. Cinco años después, muere a los 72 años, ante el silencio oficial del régimen de Franco.
