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Rusia y Georgia hacen las paces y acuerdan reforzar su cooperación

Cumbre de los países de la antigua URSS

Pilar Bonet

Tras la crispación que siguió a la amenaza de acciones bélicas rusas contra el territorio de Georgia, el presidente Vladímir Putin, y su colega georgiano, Edvard Shevardnadze, dieron un giro constructivo a sus relaciones durante la cumbre de dirigentes de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que concluyó ayer en Kishiniov (Moldavia).

En una reunión bilateral el domingo por la noche, Putin y Shevardnadze acordaron reforzar la cooperación de los servicios de seguridad y de guardafronteras de los dos países llegando a contemplar la posibilidad de organizar patrullas conjuntas en las zonas más delicadas de la frontera común. Shevardnadze dio satisfacción a los deseos rusos al anunciar la extradición de cinco guerrilleros chechenos que Georgia había apresado en su territorio el pasado agosto. Antes de la reunión de la CEI, Georgia, en un gesto de buena voluntad, había entregado otros ocho chechenos a los rusos.

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El acuerdo de los dos líderes vecinos es, según fuentes georgianas, un nuevo 'punto de referencia' en la relación bilateral y disipa la tensión creada por Putin el pasado 11 de septiembre, cuando en nombre del derecho de autodefensa frente a los separatistas chechenos el dirigente anunció que Rusia se reservaba el derecho a atacar el territorio georgiano donde se cobijan. Putin reconoció ayer que los acuerdos alcanzados con Shevardnadze, de llevarse a cabo, hacen innecesario el cumplimiento de sus anteriores amenazas. Los representantes de Tbilisi alegan mientras tanto que han limpiado el valle de Pankisi de guerrilleros chechenos.

El nuevo clima entre Georgia y Rusia fue el resultado más importante de la cumbre de Kishiniov, donde Rusia y Ucrania firmaron dos acuerdos equivalentes a una nueva declaración de intenciones para poner en marcha el consorcio internacional de explotación y tránsito de gas ruso hacia Europa occidental. Este consorcio, anunciado en junio, tiene que superar aún muchos problemas prácticos. Ucrania no quiere perder el control de los gasoductos en su territorio y se resiste por ello a la privatización de los mismos y Rusia insiste en repartirse las acciones del consorcio al 50%. Importante para Moscú fue la firma ayer de los estatutos de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que agrupa a Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán y Tayikistán.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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