'Se trata de enseñarles a sentirse valiosos'
Educación
Mercedes de la Calle es pedagoga y lleva 18 años en el equipo específico de atención a ciegos de la Comunidad de Madrid y la ONCE valorando qué necesidades afectivas y sociales tienen estas personas a causa de su deficiencia visual. Lo hace desde que el niño tiene seis años hasta los 18 siempre que se solicite. 'Este trabajo es mucho más amplio que lograr que aprendan braille o bastón porque se trata de enseñarles a sentirse una persona valiosa, con deseos propios'.
Pregunta. ¿Cuál es la necesidad más acuciante de un niño ciego?
Respuesta. La principal es una necesidad grandísima de poder sentirse una persona autónoma que puede vivir por sí misma al margen de la dependencia de los otros.
P. ¿Cómo se trabaja para paliar estas carencias?
R. Se trabaja como siempre que hay una pérdida: enseñándoles a vivir con todas esas limitaciones, pero disfrutando de las capacidades que les quedan. Es un proceso muy personal, casi una obra de arte que debe elaborar cada persona.
P. ¿Cuándo se sienten más vulnerables?
R. A lo largo de la vida hay muchas ocasiones en las que vuelven a sentir el dolor de la pérdida de la visión: en su primer empleo, cuando se echan el primer novio o cuando tienen el primer hijo. Es un dolor que va retornando de manera distinta, pero que a la vez les permite darse cuenta, también de manera diferente, de su capacidad de superación.
P. ¿Llegan algún día a acostumbrarse a vivir con la ceguera y aceptarla?
R. A mí me gustaría decir que en todos los casos se consigue, pero no es cierto. Hay muchas variables, tantas como en la vida de cualquier persona vidente.
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