Dario Fo publica su primera novela, un relato autobiográfico
Il paese dei mezaràt (El país de los murciélagos) es el título de la primera novela del premio Nobel italiano Dario Fo (1926), publicada estos días por la editorial Feltrinelli. Fo, juglar, actor-autor de no menos de 50 farsas y comedias para el teatro, ha cambiado de género para contar su infancia en esta novela un poco autobiográfica y un poco surrealista, que ha llevado a término con la ayuda de su compañera de toda la vida, Franca Rame.
'Todo depende de dónde haya nacido uno', escribe Fo en el primer capítulo de la novela. Y él tuvo la fortuna, explica, de nacer a orillas del Lago Mayor, en la frontera italiana con Suiza, hijo de un ferroviario socialista y de una ama de casa. En aquel territorio de fábula, poblado por personajes de diferentes culturas y lenguas (la gente que trabajaba de noche, de ahí la referencia en el título a mezaràt, es decir, a los murciélagos), de contrabandistas que cruzaban clandestinamente y de trabajadores atraídos hasta San Giano por la floreciente industria del vidrio, se forjó el espíritu juglaresco de Fo.
La publicación de Il paese dei mezaràt, poco después de la presentación en el Festival de Venecia de la historia de Joan Padan, un filme de dibujos animados, ha sido celebrada por la mayor parte de la prensa italiana con artículos y entrevistas al premio Nobel rojo que ha hecho de su antiberlusconismo una fuente de inspiración cómica.
En Venecia su presencia pasó inadvertida porque al presentador de turno de la jornada de clausura se le olvidó señalar la asistencia de Fo al presentar la película. Pero la novela le ha devuelto protagonismo.
Deuda con la infancia
El autor (aunque su esposa, Franca Rame, ha sido una estrecha colaboradora en la elaboración de esta novela autobiográfica) paga con este libro la deuda enorme contraída con el mundo de su infancia. Fo recuerda sus primeros años escolares, dominados por el acoso permanente de sus compañeros de escuela, y su temprana vocación de pintor. La cubierta de la novela es precisamente un autorretrato pintado en 1948, cuando Fo tenía 22 años.
'Si no hubiera vivido en aquellos lugares del Lago Mayor, en la frontera con Suiza', explica el autor a la periodista Natalia Aspesi, 'no habría existido Dario Fo'. 'PortoValtravaglia era un sitio mágico', añade, poblado por toda clase de personas de diversas nacionalidades. 'Cada grupo étnico se expresaba en su lengua de origen y aprendí el dialecto lombardo'. 'Yo aprendí un lenguaje increíble, entre el alemán, el griego, el francés y el eslavo'.
Un mundo definitivamente desaparecido del que sólo queda la memoria. El autor reconoce que ha dejado de ir a su pueblo de origen. 'El ácido del tiempo lo ha corrompido completamente'.
Babelia
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