Los inspectores de armas retrasan su vuelta a Irak tras las presiones de EE UU

El regreso de los inspectores de armas a Irak podría tardar algo más de lo previsto. Hans Blix, el jefe de la Comisión de Naciones Unidas para la Verificación, Inspección y Vigilancia (Unmovic), aseguró ayer que esperaría a tener el respaldo del Consejo de Seguridad antes de enviar a su equipo. 'Confío en que no sea un retraso demasiado largo', dijo Blix, que inicialmente tenía previsto mandar una avanzadilla a mediados de este mes. George W. Bush añadió, por su parte, presión y prisa a las negociaciones para pactar una nueva resolución de la ONU, e insistió en que si la organización internacional no demostrara su 'determinación' sobre Irak, Estados Unidos sí lo haría.

'Legalmente tenemos la base para actuar [de acuerdo con las previas resoluciones], pero preferimos disponer del apoyo unánime del Consejo', indicó Mohamed el Baradei, jefe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que también participará en las inspecciones. Siempre cauto y sin mencionar explícitamente que esperaba la adopción de una nueva resolución, Blix dijo simplemente que dependía 'completamente' del Consejo de Seguridad.

El aplazamiento aceptado por Blix supuso una victoria para Estados Unidos y el Reino Unido, que insisten en adoptar un nuevo texto, mucho más estricto que los anteriores, antes de enviar a Unmovic a territorio iraquí. 'Necesitamos clarificar muchos puntos', dijo el número dos de la Embajada estadounidense ante la ONU, James Cunningham. Otros miembros no permanentes y sin derecho de veto, como Colombia o Singapur, apoyaron también la necesidad de una nueva resolución. El Gobierno de París sigue pensando que cualquier iniciativa 'puede y debería' negociarse en las próximas semanas, respetando el calendario de Blix, subrayó el representante francés, Jean-David Levitte.

Queda mucho por discutir. En su informe ante los 15 miembros del Consejo sobre su reciente reunión con los iraquíes en Viena, Blix aseguró que algunos puntos sensibles no habían sido resueltos, esencialmente el de las inspecciones en los palacios presidenciales, que gozan de un estatuto especial gracias a un acuerdo negociado entre el propio Sadam Husein y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en 1998. El tema no fue siquiera abordado en las conversaciones de Viena. Estados Unidos insiste en que las residencias de Husein, en realidad grandes complejos arquitectónicos con presencia militar, deben someterse al mismo régimen que el resto de las instalaciones iraquíes. 'La cuestión debe resolverse antes del regreso de Unmovic', subrayó un diplomático europeo presente en las reuniones.

Nueva resolución

Casi todos los miembros del Consejo coinciden en la necesidad de una nueva resolución que respalde políticamente la acción de los inspectores y deje muy claro el alcance de su mandato, pero no hay acuerdo sobre un texto. El borrador estadounidense que se ha filtrado a la prensa, en el que se introduce la idea de una escolta militar de la ONU para los inspectores y una mención explícita a que se utilizarían todos los medios, incluyendo los militares, para obligar al Gobierno iraquí a cumplir el compromiso, sólo cuenta con el respaldo británico. La idea francesa de preparar dos resoluciones, una sobre el mandato de los inspectores y otra posterior sobre las consecuencias de un incumplimiento iraquí, no reúne por ahora la mayoría de los votos.

El presidente de Estados Unidos repitió en Washington, mientras Hans Blix informaba al Consejo de Seguridad, que no esperaría indefinidamente a contar con un texto de la ONU para resolver la cuestión de los presuntos arsenales iraquíes. 'Le toca a la ONU demostrar su determinación. Le toca a Sadam Husein cumplir sus promesas. Pero si ni una ni otro lo hacen', advirtió, 'Estados Unidos encabezará una coalición para arrebatarle las peores armas a uno de los peores dirigentes del mundo'.

La comparecencia del jefe de los inspectores ante el Consejo de Seguridad se vio alterada por un tiroteo. Una persona aún no identificada saltó la valla del complejo neoyorquino y efectuó varios disparos contra el edificio del secretariado que alcanzaron los pisos 18 y 20, sin herir a nadie. El hombre dejó después la pistola en el suelo, arrojó al aire unos papeles y esperó a ser detenido sin ofrecer resistencia. Un portavoz de la ONU aseguró, tras el incidente, que la institución mejoraría sus medidas de seguridad.