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La Pasarela del Carmen apuesta por desfiles ligados al arte

Se impone la emergencia del diseño local

La jornada de ayer de la Pasarela del Carmen empezó de manera discreta e irregular, para subir de tono y calidad a partir de los primeros desfiles de la tarde, en los que se ha podido ver desarrollada la idea motriz de esta edición al exigir a todos los modistas que sus presentaciones estuvieran ligadas a alguna manifestación artística, desde la pintura y la escultura a la fotografía, las instalaciones y el rock duro.

Empezó Carlos Haro con un desfile ambicioso e irregular donde imperó el plisado soleil. Le siguieron Matilda y Ana María con desfiles poco inspirados.Martín Pérez Ripoll, con poco público, instaló un gran cubo flotante relleno de helio en el que proyectó un desfile virtual, que luego se vio en la realidad en una ropa tranquila de chill-out. Siglo Cero tuvo su único momento importante en las enaguas de tul duro.

Noelia Navarro y Tonuca elevaron el nivel en cuanto a estricto diseño; la primera empezó con una concepción marinera y el blanco como base. Su estilismo es muy controlado y dio su toque de excelencia al usar la malla microperforada a la manera del tul y cortada en capas hasta crear un degradé: es el neoplasticismo sobre las cenizas rescoldadas del minimalismo. Tonuca se aleja a fuerza de meditación creativa del basic sin faltarse a sí misma y al estilo racionalista y líneal, de sobriedad geometrista que la caracteriza. La chica del pelo azul imaginó un jardín de las tentaciones donde las flores de papiroflexia jugaron el papel de las manzanas prohibidas; Tonuca sigue fiel a sus tejidos lisos, sólo interrumpidos por el estampado salpicado de point-ink.

La Cantante Calva (Antonio Moreno y Antonio Campos) crearon reinas por una noche, de varios sexos, degradadas y corrompidas por la estética del fundido y la deconstrucción, con una videocreación importante, estampaciones de plantilla y el tatuaje como religión. Morbo, sexo, ambigüedad, caña nocturnal y tacones de aguja para los hombres: es el vintage llevado a la disolución urbana. Carola Falgas no defraudó inspirada en los setenta, expresada en gama suave y con el hallazgo del camisero.

Cerró Alejando Saez de la Torre (Por Fin!) con su propuesta pop-art en el ámbito del sportwear actual con una demostración de coser con solvencia, patronar al detalle y expresar la búsqueda de un techno-dreess con ternura.

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