Clinton defiende a Blair y pide a los laboristas su apoyo contra Bagdad
Bill Clinton le echó ayer un formidable capote a su amigo Tony Blair. El ex presidente de EE UU, estrella invitada en el congreso del Partido Laborista, arropó con enorme cariño al primer ministro británico, le agradeció su reacción tras el 11 de septiembre y pidió a las bases que lo apoyaran en sus esfuerzos por mantener a América y al resto del mundo juntos en la crisis con Irak. Clinton, en sintonía con Blair, defendió la vía de la ONU sin descartar una intervención unilateral.
El ex presidente cosechó un éxito formidable ante una audiencia que, pura y simplemente, le adora y carece del antiamericanismo que marca a la izquierda continental. Las críticas de la izquierda laborista se dirigen más al presidente George W. Bush que a su país: porque detestan muchas de sus políticas y porque detestan la idea de una guerra que les parece provocada por intereses espurios.
Bill Clinton sabe eso. Sabe que le quieren y sabe qué separa al laborismo y a Washington. 'Sé que ésta es una situación difícil para algunos de vosotros por las diferencias que tenéis con los conservadores en América en otros asuntos, como la Corte Penal Internacional o el Protocolo de Kioto', les dijo. 'Pero que eso no os impida ver lo más importante: que, para construir el mundo que queremos, América tiene que estar involucrada; y lo mejor siempre lo hacemos cuando América y Gran Bretaña, América y Europa, trabajan juntas', clamó.
'Por eso Tony Blair no puede caminar solo y por eso os pido que lo apoyéis cuando hace esos esfuerzos', dijo también. 'Como americano, como ciudadano del mundo, estoy orgulloso de que Tony Blair se esté arriesgando tanto. Mientras tanto, lo que tenemos que hacer nosotros es apoyar sus esfuerzos en la ONU'.
Clinton, cuya popularidad en el Reino Unido se disparó tras intervenir varias veces de manera decisiva impulsando el proceso de paz en Irlanda del Norte, defendió con pasión el papel de Naciones Unidas en la crisis iraquí y en el futuro, aunque no cerró ninguna puerta a una intervención unilateral. 'Estoy de acuerdo con muchos republicanos y demócratas en América y con muchos aquí en Gran Bretaña que quieren seguir el camino de Naciones Unidas y ofrecer una nueva oportunidad a los inspectores', dijo. 'El presidente Bush y el secretario de Estado Powell han dicho que quieren también una nueva resolución para dar a los inspectores otra oportunidad', agregó.
Clinton elogió los logros del laborismo desde su llegada al poder, sus ideas y su visión. En los debates de la mañana, sin embargo, los ministros laboristas parecieron menos visionarios. Tanto la responsable de Educación, Estelle Morris, como el ministro del Interior, David Blunkett, apelaron a la mano dura para resolver los problemas de sus respectivos departamentos. Blunkett pidió a los congresistas que rompieran el viejo cliché de que los asuntos policiales son de derechas y anunció un endurecimiento de las penas a los delincuente sexuales.
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