¡Por fin!, Cataluña se mueve
Llevamos ya tres años de reflexión sobre la pérdida de peso relativo de Cataluña en España. Al principio, algunos aventuraban que la discusión sería corta y fútil. Pero la realidad siempre se impone sobre la autocomplacencia. El goteo de análisis e informaciones en este periodo de tiempo ha sido regular y persistente. La última aportación, por ahora, desde Cataluña ha sido el diagnóstico formulado a mediados de septiembre por el Colegio de Ingenieros Industriales. A partir de su análisis de la política de infraestructuras, su conclusión es contundente: 'Los retrasos en la ampliación del puerto y del aeropuerto; los déficit en la interconexión de estos dos grandes equipamientos con las redes ferroviaria y viaria; la aún pendiente llegada del tren de alta velocidad y un sistema de peajes discriminatorios en relación con el resto de España ponen en peligro la situación de ventaja competitiva con otras regiones europeas mediterráneas'. No del todo nuevo, pero sí muy claro y sistemático.
El mes de septiembre ha aportado otros análisis elaborados no ya desde Cataluña, sino desde instituciones de estudio de ámbito estatal. Así, el último número de la revista Papeles de Economía Española, editada por la Fundación Cajas de Ahorro Confederadas, contiene un estudio sobre la dinámica territorial reciente de la economía española. Éste resalta que Madrid y la cuenca del Ebro son las únicas áreas que superan la media europea. Es interesante destacar, para lo que nos afecta más directamente, que el arco mediterráneo norte (las provincias litorales de Cataluña y la Comunidad Valenciana) están también entre las regiones más desarrolladas, aunque por debajo de la media europea en conjunto. Sin embargo, el estudio concluye que para el arco mediterráneo se detecta 'una tendencia a perder posiciones en el ámbito nacional si no se recuperan las inversiones públicas y empresariales'. Bien; desde fuera de Cataluña coinciden con el consenso catalán sobre alguna de las causas de nuestra pérdida de peso relativa.
Algunas causas de esta tendencia hay que situarlas en el terreno de la política. Desde la llegada del Partido Popular al Gobierno se ha ido aplicando, con menor intensidad antes de la mayoría absoluta, con mayor intensidad ahora, una visión neocentralista de la articulación de España. Es la idea de una España radial y centralizada, en la que Madrid es capital única y vértice de las relaciones con el resto del mundo. Lógicamente, esto exige la subordinación del resto de capitales españolas a Madrid. Esta visión se aplica con contundencia a la política de infraestructuras, la política autonómica, las relaciones con la Unión Europea, etcétera.
Frente a esta concepción centralista y vieja de España se alza la idea de la España plural y descentralizada, en la que otras capitales ejercen sus papeles relevantes. Y Cataluña, por su dimensión y localización, puede ser la columna vertebral de las relaciones entre España y Europa, articulando la región macromediterránea delimitada entre el sureste de España y el sur de Francia.
El Gobierno de Cataluña es incapaz de impulsar esta alternativa. Por una parte, no ha llegado a asumir sus errores de política catalana y, sobre todo, su ya tradicional falta de una visión estratégica de la posición de Cataluña en España. Por otra parte, está demasiado ocupado en la consolidación, por el momento fallida, de Artur Mas como candidato viable en las próximas elecciones autonómicas.
Sin embargo, hay avances que permiten albergar la esperanza de que Cataluña ha empezado a diseñar una estrategia adecuada para formular su alternativa. Primero, la intensificación de las relaciones institucionales entre los parlamentos autonómicos de los territorios de la antigua Corona de Aragón. Segundo, y sobre todo, a través del impulso que Pasqual Maragall ha dado a la conversación y la cooperación entre Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares, con sus ya regulares cumbres con los presidentes autonómicos y responsables socialistas de estas autonomías.
Por primera vez en muchos años, la política catalana está abandonando unos tics que habían impregnado nuestra relación con estos territorios. Ha sido demasiado tiempo tratando con superioridad a Valencia, con paternalismo a Baleares y con indiferencia a Aragón. Ahora ya debemos, y podemos, tratarlos en pie de igualdad. Porque sólo con el concurso de todos ellos podemos hacer viable la alternativa de una España plural y descentralizada. En suma, dar un impulso federal a España.
Es lógico que al Partido Popular no le gusten este tipo de iniciativas. Su portavoz en el Senado las despachaba hace poco como 'pancatalanismo trasnochado de Pasqual Maragall'. No es para menos. Un reciente estudio de cajas de ahorro de los cuatro territorios, dirigido por Josep Oliver, muestra que Cataluña, Valencia, Aragón y Baleares producen un tercio de la riqueza española, y las interrelaciones entre ellas son muy estrechas. Es mucho potencial. Tanto que permite intentar la reactivación de la región macromediterránea, extendida al sur de Francia y al sureste español. Y también permite buscar aliados en el resto de España para que este motor de la economía española sea también un motor de mejora de la articulación política del Estado. Por fin, perspectivas de acción para superar los problemas diagnosticados. ¡Cataluña se mueve!
Germà Bel es profesor de política económica de la UB y diputado del PSC.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.