Las cuentas empeoran
Las compañías siguen arrastrando deudas y pérdidas asfixiantes
Aunque ya hace más de un año que los máximos responsables de los operadores comenzaron a corregir los excesos a propósito del UMTS, su situación financiera apenas ha mejorado e incluso en muchos casos ha ido a peor. Es más, pese a medidas drásticas como planes mastodónticos de venta de activos, despidos masivos y ajustes de costes, la viabilidad de muchas empresas -sobre todo fabricantes- está en entredicho.
La novedad de este proceso de continuo deterioro radica en que no se trata, como hasta ahora, de compañías que aún no operaban en el mercado y deciden aplazar su lanzamiento (Xfera, Quam, Ipse), sino de operadores que ya disponían de una importante cuota de mercado con la tecnología actual GSM y que ven en peligro su supervivencia por la hipoteca del nuevo móvil. El caso de Mobilcom (véase información en la página siguiente) es muy revelador de este proceso.
Las peores expectativas son para los fabricantes, a los que los operadores, presionados por la deuda, han trasladado sus dificultades
La deuda sigue asfixiando a la mayor parte de los operadores, con más de 250.000 millones de euros que pesan en su balance
La deuda sigue asfixiando a la mayor parte de los grandes operadores. En total, más de 250.000 millones de euros, que no sólo pesan en el balance de las compañías telefónicas, sino en el de los bancos que les prestaron alegremente el dinero y, sobre todo, los fabricantes.
Entre los operadores, la peor situación es, con diferencia, la de France Télécom, que no sólo arrastra una deuda cercana a los 70.000 millones de euros, sino que además ha demostrado una escasa capacidad de generar beneficio bruto (Ebitda), lo que acentúa la gravedad de su situación. Tampoco puede presumir Deutsche Telekom, con un nivel de deuda similar, aunque con más margen de generación de ingresos.
Telefónica no sale mal parada de la comparación. Con una deuda de 25.000 millones de euros, mantiene una rentabilidad aceptable, aunque pesa la incertidumbre por sus inversiones en Argentina y, sobre todo, en Brasil.
La incógnita de Vodafone
Pero la principal incógnita que se cierne ahora sobre el sector es la evolución de Vodafone, el mayor operador de móviles del mundo, que aún no ha provisionado en sus cuentas la depreciación de las licencias de UMTS, y sigue manteniendo oficialmente sus planes iniciales. Esta postura es contraria a la que mantiene la mayor parte de compañías, que, en un ejercicio de realismo contable, han incluido provisiones extraordinarias para paliar el fiasco lo que les ha llevado a presentar pérdidas récord en el primer semestre: 12.176 millones de euros de France Télécom; KPN, 9.648 millones; Telefónica, 5.574 millones; Deutsche Telekom, 3.901 millones... Telecom Italia estaría saneada aparentemente (21.100 millones de deuda), aunque, si incluimos las sociedades interpuestas que controlan la propiedad (Olympia y Pirelli, entre otras), la deuda se eleva al doble.
Vodafone está en una mala tesitura, debido a las fuertes inversiones realizadas para conseguir convertirse en el primer o segundo operador de cada país y su escasa integración, según señalaba el último informe de Morgan Stanley. Si el gigante ajusta sus cuentas, se puede tambalear el sector.
Con todo, y como señala Juan Carlos Acitores, de Ahorro Corporación, las peores expectativas las tienen los fabricantes de equipos, a los que los operadores, presionados por la deuda, han trasladado sus dificultades forzando importantes recortes en los suministros, y especialmente por los contratos especiales de financiación del despliegue de sus redes (vendor financing). Los siete fabricantes más importantes (Nokia, Lucent, Nortel, Siemens, Ericsson, Alcatel y Motorola) han firmado este tipo de contratos por 10.000 millones de euros, una cifra que representa entre el 9% y el 58% de sus ingresos, para una tecnología para la que nadie tiene un calendario.
Quizá por eso se multiplican las presentaciones (Nokia y Ericsson en la última semana) de terminales capaces de soportar las nuevas prestaciones audiovisuales, aunque, lamentablemente, coinciden con otros anuncios de despidos masivos (Mobilcom, Ericsson y Alcatel, por hablar sólo de los últimos).
KPN: ¿el ejemplo a seguir?
KPN es la preferida de los analistas del sector y sus colegas bursátiles. Entienden que la operadora holandesa ha sido la primera en completar el proceso: euforia compradora y expansión en 2000; crisis profunda en 2001 y reestructuración y recuperación a partir de 2002.
La cotización parece reflejar esa dinámica. Los títulos llegaron a cotizar a 50 euros en 2000, cayeron hasta el nivel de los dos euros coincidiendocon los sucesos del 11 de septiembre y este año se han recuperado hasta sobrepasar los siete euros.
Los expertos consideran que la compañía que estuvo a punto de fusionarse con Telefónica se ha dado prisa en hacer los deberes. No dudo en cerrar por liquidación la filial de banda ancha KPNQwest, que controlaba junto con la estadounidense Qwest. Acometió la venta de activos y renunció pronto a un rápido y costoso despliegue del UMTS. Por ser pionera, lo fue hasta en despedir a su anterior máximo ejecutivo, Paul Smits, responsable de la política de compras, un año antes de que cayeran Ron Sommer, de Deutsche Telekom, y de Michel Bon, de France Télécom.
Sin embargo, no parece que KPN sea tampoco un ejemplo ideal. Los inversores que compraron acciones hace dos años, no deben estar muy satisfechos con que su valor se haya dividido por diez. Además pesa la factura de E Plus, su filial de Internet, con un elevado nivel de deuda y las pérdidas millonarias que presentó el grupo en el primer semestre.
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