El humor y la nada
Hace cinco años, un humorista llamado Myke Myers, criado al calor del Saturday Night Live y acostumbrado al gag rápido y al doble sentido con público en directo, creó un curioso personaje: un espía psicodélico, mezcla de James Bond y Peter Sellers, con debilidad por el chiste zafio (vio que era el más agradecido) y los casos más surrealistas. Lo rodeó de estereotipos a su medida (chica explosiva, malvado tonto, aliados fieles) y sometió el conjunto a una estética pop más cercana al videoclip que al largometraje. Y funcionó. Hoy, Austin Powers es un símbolo con legiones de admiradores. Es cierto que ha contribuido el doblaje en español de Florentino Fernández, que aprovechó además su rutina en El informal para extender aún más los desparrames verbales de Austin. Pero lo cierto es que la razón del éxito es el talento omnipresente de Myers: guste o no su humor, hay una línea recta entre el objetivo en taquilla y el resultado. Y no hay más intención. En Miembro de oro, un delirio surrealista y escatológico, incluso mete un gol a los puristas al incluir a un Michael Caine que se ríe hasta de su sombra y que demuestra que tener un Oscar no está reñido con soltar barbaridades. Sin embargo, esta peliculita graciosa puede que sólo ofrezca el eco de la nada a quien no haya rendido pleitesía a su autor. Y es que Peter Sellers dejó el listón muy alto.
AUSTIN POWERS EN MIEMBRO DE ORO
Dirección: Jay Roach. Guión: Mike Myers, Michael McCullers. Intérpretes: Mike Myers, Beyoncé Knowles, Michael CaineRobert Wagner, Verne Troyer. Género: Comedia. EE UU, 2002.
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