El canciller de Marruecos expondrá sus quejas ante la UE

El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaissa, viajará los próximos lunes y martes a Bruselas, donde ha concertado una serie de citas de alto nivel que incluyen al presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, y al Alto Representante para la Política Exterior, de Seguridad y Defensa, Javier Solana, con el que se entrevistará el martes.

Benaissa solicitó estos encuentros a primeros de septiembre, según ha sabido este diario en fuentes diplomáticas europeas. Su viaje se plantea como la realización del que había planeado para el pasado 22 de julio, en plena crisis de Perejil y como parte de una campaña internacional para dar a conocer los puntos de vista de Marruecos. El viaje fue suspendido tras cerrarse el acuerdo forzado por Estados Unidos. Debido a aquel compromiso, Benaissa hubo de quedarse en Rabat para recibir a la ministra española de Exteriores, Ana Palacio, precisamente el día en que tenía programada su llegada a la capital belga. Ahora vuelve a Bruselas sin haber cumplido el compromiso de viajar en septiembre a Madrid acordado aquel día.

Respecto a las denuncias proferidas ayer por su colega marroquí, Palacio precisó ayer en los pasillos del Senado que no había recibido 'ninguna comunicación oficial' de las presuntas 87 violaciones del espacio aéreo y marítimo marroquíes referidas por Benaissa. Añadió incluso que, a lo largo de los dos meses transcurridos desde la firma del acuerdo que puso fin a la crisis del islote, las autoridades de Marruecos no han comunicado 'ni formal ni informalmente' a España ninguna queja por incumplimientos.

'Si tiene algo que decir al Gobierno de España, que lo haga por los cauces adecuados', comentó la ministra a los periodistas, refiriéndose a Benaissa.

Palacio, que estuvo el martes en París, aseguró, por otra parte, que en las conversaciones con su colega francés, Dominique de Villepin, no había abordado los problemas de España con Marruecos más que para atender las demandas de información galas. Francia dificultó en julio que la UE adoptara posiciones duras hacia Rabat.