Guiris y gurús

Hay momentos en que el argumento de esta novela parece sacado de El fabuloso libro de las leyendas urbanas (Demasiado bueno para ser cierto) que acaba de publicar Alba y donde se recogen todas esas historias que merecerían tener un origen real aunque su génesis sea el más puro delirio. Lo que sucede con muchos de los occidentales que viajan desde hace decenios a la India en busca del sosiego espiritual que el mundo blanco les niega es que se dan de bruces con un escenario incongruente, producto del mestizaje entre sus propias otredades orientales y los vicios impuestos por el mercado turístico mundial. Así es fácil comprender el desconcierto que invade a la pareja de protagonistas de esta historia, dos chicas inglesas decididas a hacer el viaje de su vida, cuando llegan a Delhi y con la única ayuda de la guía Lonely Planet ponen rumbo a un remoto santuario musulmán de dudosa conveniencia puesto que acaba de estallar la ira popular contra Salman Rushdie. Esther y Gemma, amigas desde la infancia, se ven envueltas en una tumultuosa relación con una australiana desquiciada.

La antropóloga británica Katy Gardner (1964) utiliza en esta segunda novela todos los mecanismos de la narrativa finisecular -género de aventuras con derecho a inquietudes espirituales, claves universales del mejor cine occidental de intriga e indagación en la intimidad lingüística de la protagonista principal- para trenzar un best seller ilustrado cuya eficacia se debe a la traducción de Gemma Rovira. Mantener en castellano la precisión semántica que sostiene el interés de esta agradable ficción es un trabajo digno de elogio que permite comprender dónde radica el secreto de su éxito, sin duda una lúcida combinación de materiales nobles y recursos bastardos con los que Gardner logra el nada despreciable fin de entretener al lector sin hacerle sentirse culpable.