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Reportaje:SIGNOS

Los 40 principales

Una antología recoge la mejor poesía andaluza del último cuarto de siglo

Son los 40 principales. Y, sin embargo, la mayoría de ellos apenas son conocidos por esos cientos de personas que constituyen el grupo de lectores de poesía. Algunos de estos poetas figuran con nombre propio en las antologías de carácter nacional. Es el caso de Luis García Montero o Felipe Benítez Reyes. Otros han visto reducido su reconocimiento al ámbito andaluz. Todos son, a juicio del ensayista Enrique Baltanás, poetas que merecen ser leídos.

La editorial sevillana Renacimiento ha sacado a la calle Los cuarenta principales. Antología general de la poesía andaluza contemporánea (1975-2002). El libro recoge una nómina de escritores nacidos entre 1945 y 1977. Baltanás ha sido el encargado de la introducción y selección de los poetas. El libro, un grueso volumen de 446 páginas, 'es un encargo de Abelardo Linares [poeta y editor de Renacimiento]', señala Baltanás. 'Era el momento de hacer un balance de lo que había sido la poesía en Andalucía en estos últimos 25 años', añade el antólogo. 'El libro va dirigido al lector común, no es para especialistas. No es un libro plomo', dice Baltanás.

El volumen recoge poemas de Francisco Bejarano, Jacobo Cortines, Fernando Ortiz, Rosa Romojaro, Alejandro Duque Amusco, Ana Rossetti, Álvaro Salvador, Javier Salvago, Juan Antonio Olmedo, Rafael de Cózar, Vicente Tortajada, Ángeles Mora, Justo Navarro, Manuel Sánchez Chamorro, Carmelo Guillén, Rafael Juárez, María Sanz, Rafael Adolfo Téllez, Juan Lamillar, José Julio Cabanillas, Luis García Montero, Pedro Sevilla, José Daniel M. Serrallé, Felipe Benítez Reyes, Juan Peña, Aurora Luque, Inmaculada Mengíbar, José Manuel Benítez Ariza, José Mateos, José Antonio Mesa Toré, Emilio Quintana, Josefa Parra, Álvaro García, Abel Feu, Luis Muñoz, Enrique García-Máiquez, Pablo García Casado, Jaime García-Máiquez, Pablo Moreno Prieto y Rocío Arana.

¿Merece la pena hacer una selección de la poesía andaluza cuando sus autores más destacados figuran entre lo mejor de la lírica española? 'Creo que esto es lo más polémico del libro', reconoce Baltanás. 'Estas antologías son necesarias porque representan el estado de la cuestión en una zona determinada de España y permiten que afloren poetas poco conocidos a nivel nacional, poetas que son interesantes', explica el ensayista.

Baltanás hace hincapié en que el libro 'permite conocer a poetas a los que quizás no se haya prestado una atención suficiente y que tienen una obra interesante, como Cortines, Peña, Sánchez Chamorro...'. 'A nivel nacional no suenan y tienen una obra interesante', resume.

'Siempre ha habido el tópico de que la poesía andaluza era predominante en la lírica española, que los mejores poetas españoles eran andaluces. Ahí están Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda... Pienso que esto es un tópico y que es un pensamiento engañoso. Lo que sucede es que Andalucía es la región española con más población', afirma Baltanás.

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El ensayista admite que habrá quejas por la no inclusión de determinados poetas. 'Podía haber seleccionado a 42 o 43. En este sentido, toda antología es un error. Toda antología, de alguna manera, es injusta. Quiero recalcar que esta antología es una especie de instantánea, de fotografía de un momento, que hay una escala móvil, que esto es variable...', dice Baltanás.

'La historia de la literatura demuestra que poetas muy famosos en su época fueron más tarde olvidados. Zorrilla y Villaespesa, de los que hoy en día casi nadie se acuerda, son un buen ejemplo de esto', asegura Baltanás. 'En cambio, otros poetas que en su tiempo eran menos leídos ocupan ahora el primer lugar. Es el caso de Luis Cernuda', concluye el antólogo.

El baúl de los recuerdos vanguardistas

Enrique Baltanás da fe de la muerte del vanguardismo en el prólogo de su antología. 'El vanguardismo, el irracionalismo poético, parece estar ya definitivamente agotado, históricamente agotado', escribe el ensayista. Con todo, Baltanás defiende la vigencia de algunas técnicas vanguardistas que enriquecen el estilo. 'El vanguardismo ha aportado algunas técnicas. Pero como concepción de la literatura, el vanguardismo ha pasado al baúl de los recuerdos. El vanguardismo político era el comunismo y el fascismo. El poeta se consideraba el alumbrado de un orden nuevo y esto se ha perdido. La democracia se ha consolidado como el único sistema viable... Todos estos iluminados siguen existiendo, pero son marginales y van contracorriente', explica. 'Si hay algo que caracterice la irrupción del siglo XX en el escenario de la historia es el afán del vanguardismo. El término vanguardia lo prestigia todo. Hay que ser modernos, es decir, romper con todo lo anterior y putrefacto. Lo mismo en política que en literatura. Lenin concibe el partido bolchevique como la vanguardia del proletariado', señala Baltanás. '¿Y qué son los diversos Duce, Führer, Conducator, Caudillo, sino perros proféticos del rebaño rezagado? Hay que romper con todo, incluso con la lógica. Por supuesto, también con el lector y con el espectador. Si un libro, una obra de teatro o un cuadro se entienden, malo. No todos los movimientos vanguardistas aspiran, o creen aspirar, a lo mismo. Unos pretenden conducirnos al paraíso comunista, otros al éxtasis del imperio, otros al éxtasis particular', señala Baltanás. Todo este deseo de romper con el pasado y de crear un hombre nuevo que poblara un paraíso en la Tierra hizo correr ríos de sangre a lo largo del siglo XX. Muchos de los escritores vanguardistas acabaron comulgando con el fascismo o el comunismo. 'Vivimos una época caracterizada por la superación de las vanguardias', sentencia Baltanás. Su antología intenta probar esta afirmación.

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