30 años de ciencia sólo aportan hipótesis sobre la relación dieta-cáncer

En los países desarrollados, 3 de cada 10 casos de cáncer se atribuyen a la dieta. Pero a la hora de concretar qué factores concretos relacionados con la alimentación pueden provocar un proceso tumoral, las conclusiones de los expertos difieren bien poco del puro sentido común y de lo que entiende la tradición por una alimentación saludable. Un estudio que revisa todo lo que se ha investigado en los últimos 30 años sobre la relación entre dieta y cáncer, publicado en el último número de la revista The Lancet, concluye que la ciencia ha podido comprobar muy pocos determinantes dietéticos del cáncer y que quedan muchas hipótesis aún por confirmar.

A la luz de las investigaciones actuales, los autores de este trabajo reconocen que 'el consejo más prudente es mantener un peso saludable, restringir el consumo de alcohol y seleccionar una dieta equilibrada en el sentido tradicional, es decir, asegurando una adecuada ingesta de frutas, verduras y cereales'. Es decir, puro sentido común y el reconocimiento de que la mesura en el comer y el equilibrio de las dietas tradicionales, alcanzado a largo de los siglos, es la mejor prevención.

Lo prudente es no engordar, no excederse con el alcohol y seguir una dieta equilibrada

El estudio, realizado por el grupo de Timothy Key, de la Unidad de Epidemiología del Cáncer de la Universidad de Oxford (Reino Unido), destaca algunos de los pocos hechos probados. Así, se ha determinado que la obesidad origina un aumento del riesgo de padecer cáncer colorrectal, de esófago, mama, endometrio y riñón. Asimismo, se ha comprobado que el alcohol causa cánceres en la cavidad oral, la faringe, la laringe, el esófago y el hígado, a la vez que provoca un ligero incremento del riesgo de cáncer de mama. Y esto es prácticamente todo.

Al considerar las medidas dietéticas que pueden tomarse para prevenir el cáncer, el destilado de tres décadas de investigación sólo permite concluir que 'una adecuada ingesta de frutas y vegetales probablemente reduzca el riesgo de diversos tipos de cáncer, especialmente los del tracto gastrointestinal', escriben los autores de este estudio de revisión.

¿Y qué se dice de la influencia de la fibra, de la carne y de las vitaminas y de otros alimentos tantas veces relacionados con el desarrollo y la prevención del cáncer? Al margen de la obesidad, el alcohol y el 'posible' efecto profiláctico de frutas y vegetales, 'la importancia de otros factores, incluyendo la carne, la fibra y las vitaminas, todavía no está clara'.

El principal escollo que impide llegar a conclusiones claras, según reconocen los autores de este trabajo, es que gran parte de la investigación se basa en estudios de observación. Es decir, en la comparación de las estimaciones de lo que ha comido un grupo de población que ha desarrollado un cáncer y otro grupo de población libre de la enfermedad. El problema es que estas estimaciones no son demasiado fiables y, por tanto, las conclusiones tampoco. Sólo los ensayos controlados ofrecen datos y conclusiones fiables, pero todavía no hay muchos de cierta importancia. Los grandes ensayos clínicos actualmente en curso finalizarán en los próximos años y sólo entonces, apuntan los autores, se podrá ir más lejos en las conclusiones.