"Sé quién eres: tu mujer será pronto viuda"
Los manifestantes insultaron, escupieron y amenazaron de muerte a los agentes de la policía autonómica vasca
Una señora mayor de ojos claros y mirada muy dulce se acerca sonriendo a un policía vestido de negro. 'Da igual que vayas con la cara tapada', le dice serenamente, 'sé quién eres y dónde vives. Da por seguro que tu mujer será muy pronto tu viuda'. El agente no contesta. La mujer se le acerca aún más, susurra algo en su oído y luego se va. El joven, un agente antidisturbios de la Ertzaintza, se gira entonces hacia la izquierda, busca la mirada de su compañero y le guiña un ojo. El reloj de la plaza de Zabalburu acaba de dar las seis de la tarde.
Se oyen aplausos, gritos a favor de la independencia y el ruido de los helicópteros que sobrevuelan la zona. La manifestación de protesta por la ilegalización de Batasuna acaba de arrancar de la plaza de Aita Donostia y baja por la calle de Autonomía. Hay gente en las aceras y abarrotando los bares. Están, inconfundibles por su pinta, los jóvenes de las greñas, el chándal y los aros en la oreja que de vez en cuando salen por televisión destrozando cabinas telefónicas, quemando autobuses o cajeros automáticos. Son muchos, pero no la mayoría. La mayoría es gente aparentemente normal. Una muchacha de unos 20 años se acerca a un hombre maduro, pelo cano y camiseta gris, y le dice bajito: 'Perdona que te haya colgado el teléfono esta mañana. Es que mi padre entró en la habitación y no quería que me oyese hablar contigo. No me dio tiempo de decirte que te echo mucho de menos'. Más adelante, una mujer casi le grita a un chaval: 'No me digas que tú eres el hijo de la Francis. Míralo. Pero qué grande estás'. Los que están en las aceras aplauden y se incorporan a la marcha. De algunos balcones cuelgan banderas a favor de los presos y unos jóvenes de la organización reparten por miles unas insignias no vistas hasta ahora, una especie de cuadrado rojo con una franja horizontal y negra en la base. Se parecen a los cuadros de Rothko. '¿Qué es esto?', le pregunta un señor a uno de los jóvenes que las reparten. 'No sé', contesta, 'a mí me han dicho que las reparta y punto'. Otro aclara que se trata del nuevo logotipo de Batasuna. 'O del partido que lo sustituya', añade después. Nada sucede, salvo algún que otro insulto sin consecuencias a los periodistas, hasta que la gigantesca ikurriña que abre la manifestación llega a la plaza de Zabalburu. Allí está la Ertzaintza. Todo se ha organizado de tal forma que los jefes de Batasuna, con Arnaldo Otegi a la cabeza, queden muy lejos del principio. Lejos de las fotografías y también de los pelotazos de la policía vasca. Los agentes se han hecho fuertes en una especie de círculo, protegiéndose unos a otros y aguantando impasibles los insultos de la gente. 'Sois peores que la Guardia Civil, os estáis convirtiendo en españoles de mierda', dice en castellano un simpatizante de Batasuna. El agente le replica en euskera: 'Yo soy más vasco y más aberzale que tú. ¿Y sabes por qué?', casi le grita, 'porque yo soy nacionalista, pero respeto a los socialistas, y a los del PP, y hasta a tí te respeto aunque no lo merezcas, ¿sabes?'.
Reparten insignias con el nuevo logotipo: un cuadrado rojo con una franja negra en la base
El hombre se queda momentáneamente callado, quizá por los razonamientos del agente o tal vez porque no sepa euskera. La calma dura un segundo. Otros retoman la iniciativa e insultan a los agentes con palabras muy crueles y escupitajos muy certeros. Se oyen los primeros disparos de pelotas de goma, los primeros heridos, los primeros detenidos. Hay gente que llora. Uno de los cañones de agua se pone en funcionamiento. Dispara un agua azul que moja pero no dispersa. En una tregua, un agente habla desde debajo de su verduguillo: 'Empezaron siendo 200.000 y cada vez son menos. ¿Y sabe usted por qué? Porque la gente se va haciendo sensata por la edad. Y muchos se dan cuenta de que esto sólo conduce a la locura. Lo cierto es que hay demasiado odio entre los vascos. Mire, mire a su alrededor'.
Aún no es de noche y ya arden contenedores por el Casco Viejo de la ciudad.
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