Un libro analiza los conflictos en el cine vasco de los 90

'Fascinada' por el cine realizado en los años noventa por directores vascos, la donostiarra Pilar Rodríguez, licenciada en Filología Hispánica y doctora en Lenguas Romances, ha escrito un libro en el que analiza un total de 12 películas realizadas durante esa década, combinando el estudio formal y narrativo de los filmes con el examen de los conflictos políticos, sociales, familiares y emocionales que desfilan por la pantalla.

El texto -editado por la Filmoteca Vasca y la Universidad de Deusto y titulado Mundos en conflicto: Aproximaciones al cine vasco de los noventa- se estructura en seis capítulos y cada uno de ellos se adentra en dos películas vinculadas por las luchas particulares que afrontan. En cualquier caso, la lectura crítica que se hace en todos los filmes parte del contexto sociopolítico y cultural en que se inscriben.

Los años oscuros, de Arantxa Lazcano, y Secretos del corazón, de Montxo Armendáriz, han sido las películas elegidas por Rodríguez para hablar del franquismo en Euskadi. 'Me parecía interesante analizar esa época a través de los ojos de unos niños', explicó ayer la autora de Mundos en conflicto... en su presentación.

Vacas y Los amantes del Círculo Polar, ambas de Julio Medem, le sirven a Rodríguez, en la actualidad profesora de la Universidad de Deusto, para explorar la transmisión de amores y odios a través de la sucesión familiar, las guerras o el exilio. Los filmes de Juanma Bajo Ulloa Alas de mariposa y La madre muerta son la vía para detenerse en las relaciones familiares y la enfermedad psíquica.

Rodríguez se acerca también al terrorismo analizando Días contados, de Imanol Uribe, y Yoyes, de Helena Taberna, y a los conflictos de la juventud de la mano de Historias del Kronen, de Armendáriz, y Salto al vacío, de Daniel Calparsoro.

Por último, la autora se vale del humor de Alex de la Iglesia y sus trabajos El día de la bestia y La comunidad para examinar 'males' de una sociedad posmoderna como el racismo y la violencia, en un contexto marcado por 'la omnipresencia de los medios de comunicación y un consumismo rampante y destructivo'.

Rodríguez, quien cree que 'no tiene mucho sentido' seguir discutiendo sobre el concepto de cine vasco -coincide con otros autores en que es un concepto 'indefinible'- , subrayó que las películas analizadas hablan 'de conflictos en todos los niveles' de una manera 'compleja', que 'involucra' al espectador y le hace sentirse 'más responsable'.