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Vitoria se abre a los desnudos de Lucien Clergue

El creador francés expone en la sala Amárica de Vitoria

La sala Amárica de Vitoria presenta hasta el próximo 3 de noviembre la mirada mediterránea de Lucien Clergue (Arles, 1934). Arena. Signes de sables es el título de la muestra que recoge toda una cosmovisión a partir de ese elemento primigenio del que surge la vida y que también preside la muerte. El mar, los desnudos o las corridas de toros son algunos de los ingredientes de este recorrido.

Lucien Clergue comenzó como violinista, amante de las sonatas y sus tres movimientos. 'En mi fotografía mantengo ese esquema triple en los temas que dominan mis obras: la vida, la muerte y los cuatro elementos', comentó ayer el fotógrafo francés.

A esto hay que añadir el peso histórico que confiere a cualquier ciudadano de Arles el nacimiento en esta ciudad con 4.500 años de historia. Así lo reconoció el propio Lucien Clergue, cuando reseñó este otro aspecto de su obra en la presentación de la exposición: 'Inconscientemente, esta vinculación con un territorio, te lleva a establecer un diálogo entre el cosmos y uno mismo, y también con la mitología'.

Lo cierto es que las referencias simbólicas en la obra de Clergue son constantes. El mito ronda en cada una de sus imágenes que, ante un aparente realismo, siempre ofrecen un halo sugerente que las vinculan con las vanguardias.

No en vano, en sus primeros años mantuvo frecuentes contactos con Picasso, Edward Weston, Saint-John Perse o Jean Cocteau. Con este último trabajó en la película Le Testament d'Orphee, tras la que comenzó su trabajo como fotógrafo independiente.

En la sala Amárica se pueden ver creaciones desde 1956 hasta 2001. Son en total 120 imágenes en distintos formatos y técnicas, desde su preferida emulsión de plata hasta la polaroid o el cibachrome. Todas ellas nacen sobre todo de las arenas de las playas mediterráneas de Camargue, muy cerca de su Arles natal, en la Provence francesa.

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'Cuando comencé a trabajar con el desnudo, que simboliza la vida, lo hice en mi propia casa, pero pronto me di cuenta de que necesitaba la presencia del mar. Y allí, en las arenas de la playa también descubrí la muerte: el mar había arrojado un gatito muerto al que fotografié en los descansos de los desnudos', explicó ayer Lucien Clergue.

Pero otras arenas del Mediterráneo, del Atlántico o del Pacífico también le han servido para elaborar poemas fotográficos como la serie Voyelles échouées, subtitulada Homenaje a Rimbaud; o las obras pertenecientes al trabajo titulado Langage des sables.

La vida, la muerte y la poesía se dan la mano en sus fotografías dedicadas al torero Nimeño II, muchas de ellas tomadas en la famosa plaza de toros de Nimes. En ellas se disfruta de la mirada de un auténtico aficionado que incluye en este apartado homenajes a otros artistas aficionados como Picasso o García Lorca. La afición la demostró el lunes con la visita al rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza y su caballo Cagancho.

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