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Schröder se enfrenta a las elecciones con el mismo paro de 4 millones de personas que heredó en 1998

Las cifras ya están sobre la mesa: el canciller alemán, Gerhard Schröder, tendrá que enfrentarse a las urnas el 22 de septiembre con 4,02 millones de parados. Sólo unos miles menos que los 4,09 millones registrados en agosto de 1998, un mes antes de que las elecciones de aquel año llevaran al poder al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y a su socio de coalición, Los Verdes.

'Hoy se ha sellado el fracaso de la política laboral del Gobierno rojiverde', arremetió ayer, tras conocerse los datos, el candidato democristiano a la cancillería, Edmund Stoiber. A Schröder y los suyos, en cambio, se les notó aliviados de que las estadísticas no resultaran todavía peores.

En la comparación mensual entre julio y agosto, el paro incluso cayó algo más de lo previsto, en 28.700 personas, con una tasa del 9,6%, una décima inferior al mes precedente. Éstos son matices, como confirma otra modalidad de cálculo, la de las estadísticas depuradas por efectos estacionales, en los que el paro aumentó en 2.000 personas. Ante una economía prácticamente estancada, al menos hasta 2003, no hay perspectivas de mejora, según admitió en la presentación de las cifras Florian Gerster, presidente de la Oficina Federal de Empleo.

De 'tragedia', 'desastre' y 'fracaso' calificaron los dirigentes democristianos, que ya desde hace días intentan imponer en la opinión pública un sencillo pronóstico: 'Nosotros fuimos derrotados en 1998 porque en el país había más de cuatro millones de parados, y a este Gobierno le sucederá lo mismo'. Stoiber ha prometido crear, en cuestión de meses, 'cientos de miles de empleos', sobre todo de baja retribución. También su contrincante socialdemócrata dispone de un ambicioso proyecto de flexibilización del mercado laboral, elaborado por un grupo de expertos bajo el mando del directivo de Volkswagen, Peter Hartz.

Una segunda línea de argumentación de los conservadores es que el aumento del desempleo, más el consiguiente incremento de las ayudas a parados, la caída de ingresos fiscales y el déficit en la Seguridad Social, imposibilitarán a Alemania lograr este año un déficit público inferior al 3% del producto interior bruto (PIB), tal y como prescribe el Pacto de Estabilidad. El Ministerio de Hacienda, dirigido por el socialdemócrata Hans Eichel, desmintió ayer que el Gobierno haya comenzado a maniobrar para negociar con los socios una mayor flexibilidad en cumplir los criterios de Maastricht.

La situación es todo menos halagadora para los socialdemócratas, que arguyen que en gran parte todo se debe a la mala marcha de la economía mundial. Para desesperación de los conservadores, una parte del electorado parece aceptar estos argumentos. Schröder, el SPD y Los Verdes suben, lenta e inexorablemente, en casi todos los sondeos de opinión y se sitúan casi a la misma altura.

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