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Bloomberg ordena limitar los discursos en Nueva York

Por orden de Michael Bloomberg, el alcalde de Nueva York, sólo se pronunciarán discursos históricos durante el aniversario del 11-S. Un toque de sobriedad muy característico del empresario que, a principios de este año, se hizo cargo de una ciudad traumatizada. En estos meses, Bloomberg ha conseguido hacerse con el difícil legado de su predecesor, Rudolph Giuliani, convertido en héroe americano. Tras una transición inesperadamente suave, Bloomberg se enfrenta ahora a la complicada tarea de la reconstrucción.

'Yo tomé la decisión de que el aniversario no se transformara en un evento político', dijo Bloomberg en un encuentro celebrado esta semana con la prensa extranjera. 'Me parece que el discurso de Gettysburg es especialmente apropiado. No puedo pensar en mejores palabras'. Las que el presidente Abraham Lin-coln pronunció en 1863 tras la batalla que garantizó la victoria del Norte en la guerra civil y las que retomará el gobernador de Nueva York, George Patacki, en la ceremonia de la zona cero.

La metamorfosis ha sido paulatina y casi imperceptible, pero Bloomberg habla cada vez más como Giuliani. Con hipérboles. Incluso ha empezado a maltratar amablemente a la prensa con sus sarcasmos, como solía hacer Rudy. Ahí acaba el parecido. Tras la retórica de su predecesor, Bloomberg ha sabido labrarse su propia reputación e incluso granjearse el apoyo de los neoyorquinos. Un reciente artículo del New York Times resaltaba que ningún alcalde había gozado de una luna de miel tan prolongada con sus ocho millones de airados habitantes.

A la sombra del héroe

Sorprendentemente, no ha sido tan complicado vivir a la sombra del gran hombre. Guiliani no se ha entrometido en la política local, demasiado ocupado en cultivar su nuevo estatus de héroe, resucitar su incierto futuro político y cobrar 100.000 dólares por discurso. Bloomberg sólo tiene elogios hacia el republicano que, como él, empezó siendo demócrata, y sin cuyo apoyo no hubiera podido ganar las elecciones.

'Rudy fue un gran alcalde, estamos hablando de un símbolo. Heredé todos los problemas del 11-S, pero también todos los progresos que consiguió en su lucha contra el crimen. Le quedaron algunas asignaturas pendientes, como los problemas de alojamiento y educación, que ahora son mis dos prioridades', dice Bloomberg.

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Su único roce público ha sido respecto al futuro de la zona cero. En un reciente artículo en la revista Time, Giuliani volvía a pedir que toda la superficie se destinara a un monumento. Bloomberg aboga por honrar y reconstruir: 'Nuestro deber con las víctimas es pensar en el futuro y construir un mundo mejor'. Tardará más de lo previsto. Los proyectos de oficinas que se presentaron en julio fueron unánimemente rechazados, retrasando todo el proceso hasta mediados del 2003.

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