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Los delitos bajaron el 4% en Barcelona en los meses de julio y agosto

Clos y Valdecasas coinciden en destacar la coordinación entre policía, jueces y fiscales

Los delitos y faltas denunciados en la ciudad de Barcelona durante julio y agosto descendieron un 4% respecto al mismo periodo del año anterior. O lo que es lo mismo, en estos dos meses, se presentaron 827 denuncias menos que el año pasado. Los tirones y los robos con violencia fueron los delitos que experimentaron un mayor descenso. La Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento de Barcelona coincidieron ayer en que las cifras no son casuales y que reflejan el trabajo conjunto que han realizado las fuerzas de seguridad con los jueces y la fiscalía.

En los dos meses veraniegos de este año el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Urbana de Barcelona recibieron 20.702 denuncias mientras que el año pasado fueron 19.875. Más de la mitad de estas denuncias están consideradas una falta en el Código Penal. Es decir, son acciones en las que no ha existido violencia o el valor de lo sustraído no supera los 300 euros. En julio y agosto se contabilizaron alrededor de 11.500 faltas, unas 500 más que en los mismos meses del año pasado.

En cuanto a los delitos, la policía los agrupa en tres apartados: contra las personas, contra la propiedad y contra la libertad sexual. Los referidos a la propiedad son, con diferencia, los más numerosos: 8.619 el verano pasado y 8.172 éste. Y dentro de este capítulo, el más abultado es el de hurtos (véase el cuadro adjunto). Es decir, la sustracción de una cosa ajena con ánimo de lucro sin que medie fuerza ni violencia o intimidación en las personas. Si se produce alguno de estos dos factores se trata de un robo.

Los hurtos prácticamente se han mantenido estables, pero los robos descendieron en todas sus modalidades: con violencia, en domicilios y en locales. Lo mismo ocurrió con los tirones, el delito que más desciende porcentualmente. En todos estos casos se trata de delitos menores, pero son precisamente estas acciones las que más generan entre la población la sensación de inseguridad ciudadana. Los otros, los delitos mayores, tambien disminuyeron. Así, las acciones contra las personas pasaron de 134 a 86, los delitos contra la libertad sexual fueron los mismos, mientras que en el caso de los homicidios sólo se produjeron dos entre julio y agosto, frente a los seis del verano pasado.

Julia García-Valdecasas, delegada del Gobierno en Cataluña, aseguró ayer que las cifras son el resultado de la acción preventiva de la policía, pero también de las 'acciones concretas de la justicia'. En términos parecidos se expresó el alcalde de Barcelona, Joan Clos, quien atribuyó las cifras a la 'cooperación estrecha entre la policía y la Guardia Urbana con una participación y una coordinación muy activa con la fiscalía y el juez decano'. Clos, además, destacó, que las cifras de Barcelona son todavía más importantes si se recuerda que la delincuencia está aumentando de manera 'importante' en otras ciudades españolas.

Un portavoz del Ministerio del Interior coincidió con Clos en esta reflexión y recordó que en el caso de Barcelona se contuvo la pequeña delincuencia durante los primeros meses de este año, y durante el verano se ha reducido ligeramente, algo difícil de lograr si se tiene en cuenta que ha aumentado el número de turistas que han visitado la ciudad y que suelen ser los que más sufren los delitos y faltas.

El grupo municipal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona no comparte este análisis y acusa a Clos de triunfalismo, porque las cifras evidencian que cada día de verano se presentaron 300 denuncias.

Sensibilidad judicial

La coordinación entre la policía, la justicia y los poderes públicos a la que aluden Clos y Valdecasas se concreta en las juntas locales de seguridad, donde es habitual que los poderes públicos tomen nota de las sugerencias de la fiscalía y los jueces y viceversa. El resultado de ese entendimiento es, por ejemplo, que la fiscalía pide más órdenes de prisión cuando un detenido es conducido ante el juez de guardia, por lo que el porcentaje de los acusados que acaban entre rejas es superior. En otros casos, los juzgados han puesto en marcha lo que técnicamente se llama la prueba preconstituida, que permite juzgar a un acusado sin que esté la víctima, cuando se trata de turistas. A eso han de añadirse las reuniones con los representantes del sector turístico y consulados, al margen de los planes policiales concretos.

Pese al descenso, las administraciones huyeron ayer del triunfalismo y Clos recordó que el objetivo es llegar a los niveles delictivos de hace tres o cuatro años. Valdecasas insistió en que es necesario que se concreten las reformas legales anunciadas para hacer disminuir a los delincuentes reincidentes.

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